Anjel ORDOÑEZ
Periodista
JOPUNTUA

Posverdad

Un reciente estudio realizado por científicos de una universidad canadiense mantiene que ingerir alcohol en dosis moderadas y hacer crucigramas a diario potencia el desarrollo cognitivo al menos en un 20%. El consumo de alcohol reduce el número total de las neuronas que trabaja en nuestro cerebro, pero las que sobreviven se hacen más fuertes y eficientes como consecuencia del entrenamiento a las que las somete el ejercicio diario que supone resolver crucigramas de cierta dificultad. También funciona con sudokus.

Bueno, lo que han leído hasta ahora en esta columna es mentira. Me lo he inventado sobre la marcha. Pero, créanme, pueden encontrar centenares de artículos similares en internet, algunos incluso con peor pinta, también en medios de cierto prestigio. El mal llamado periodismo científico –no confundirlo con la divulgación científica– ha encontrado un nicho muy fértil en el mercado. Las noticias sobre ciencia y tecnología suscitan cada vez mayor interés y, además, todavía gozan de una suerte de patina de credibilidad, un plus de autenticidad. Terreno abonado para la difusión de conceptos que responden a intereses –económicos, por lo general, pero también de otras índoles– y no a la verdad. Y es solo la punta del iceberg.

Vivimos en los tiempos de la posverdad. Paradójicamente, la actual es la sociedad con mayor acceso a los caudales de información y a la vez es la más desinformada de la historia. Por que la verdad ya no es lo que era. O, mejor dicho, se ha devaluado hasta límites insospechados. Desde luego, la mentira y la manipulación no son inventos de este siglo, son tan antiguas como el ser humano. Lo novedoso es el volumen de producción de comunicación basura, la velocidad con la que se transmite y, como consecuencia de ello, la creciente dificultad para distinguir lo real de lo ficticio.

Lo que no ha cambiado, afortunadamente, es la vacuna contra esta pandemia de embaucadores y fuleros: el pensamiento crítico. Y, además, la precaución extrema que siempre ha aconsejado el saber popular: «De lo que te digan no te creas nada y de lo que veas, solo la mitad».