Toca prepararse para el inicio de curso, que empieza fuerte. Mirar hacia el día dieciséis es como mirar hacia atrás. Porque mientras a la opinión pública se la lleva, y con no poca habilidad, a fijar la atención en los ongietorris, y en que se celebran y en cómo se celebran y en dónde se celebran, en la Audiencia Nacional se prepara otro macrojuicio. No voy a decir que es como los de antes porque resulta que el antes sigue siendo ahora y tampoco voy a decir que es cosa de viejos escenarios, porque el Estado español tiene la férrea voluntad de no dejar que el escenario envejezca.

Cuarenta y siete personas tendrán que comparecer el día 16 en la Audiencia Nacional con la amenaza de la cárcel por mochila. Se ve que la resolución no da réditos, y de la paz mejor ni hablemos. Se ve que hay que recobrar los aires de confrontación, alimentar la inestabilidad, restablecer la desesperanza. Se ve que hay recuperar el miedo. Sobre todo, recuperar el miedo. Miedo a la solidaridad, a darla y a recibirla. Miedo a trabajar por los derechos, miedo a reivindicarlos, miedo a ejercerlos. Miedo a oponernos, miedo a actuar, miedo a responder. Que sepamos todas y todos que no hace falta nada para poder ser acusado de todo. El inicio de curso es un buen momento para que sepan que siempre lo hemos sabido, pero que ni nos van a parar, ni nos van a callar.