EDITORIALA
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La izquierda toma impulso en América Latina

El domingo electoral en Latinoamérica ha dejado un panorama esperanzador para las fuerzas progresistas. De una parte, la contundente victoria de la izquierda en Argentina ha puesto el punto y final al nefasto gobierno neoliberal de Mauricio Macri. Por otra, el Frente Amplio de Uruguay ha cosechado unos buenos resultados tras más de 15 años gobernando: se mantiene como primera fuerza aunque pierde las exiguas mayorías con las que contaba en el Parlamento. Por último, se ha producido un vuelco significativo en las elecciones municipales de Colombia, donde el partido Alianza Verde ha logrado importantes alcaldías, incluyendo la capital, Bogotá, que será gobernada por primera vez por una mujer, Claudia López. Incluso un candidato de las FARC ha logrado una alcaldía. La derrota del uribismo ha sido considerable, de las 32 gobernaciones en disputa apenas ha conseguido dos, ambas de escaso peso político.

En los últimos tiempos se han producido otros movimientos importantes en la región. Tras la victoria de AMLO en México, Evo Morales ha logrado revalidar su mandato. En Brasil, la trama urdida contra Lula hace aguas por todas partes al tiempo que actual presidente, Jair Bolsonaro, pierde apoyo rápidamente. En Ecuador primero, y en Chile ahora, sendos programas de ajuste duro han sido tumbados por grandes movilizaciones ciudadanas que han dejado en una posición muy débil a ambos presidentes. Por otro lado, y a pesar de la fuerte presión exterior, Nicaragua y Venezuela mantienen el control de sus propios procesos mientras que Cuba ha culminado con éxito la transición desde el liderazgo carismático de la generación que hizo la revolución a otro más institucional.

Mucho se ha teorizado sobre el fin del ciclo progresista en América Latina, pero la realidad muestra la pujanza de la izquierda y de los movimientos populares que han demostrado que los modelos políticos y económicos basados en el ajuste permanente no son alternativa.