Iñaki ZARATIEGI
MÚSICA

Lo pequeño es bello

Una desangelada noche de sábado clausuró la jornada de “reflexión”, y reflexivo fue el crudo y esperanzador alegato “En tiempos de ignominia”, de José Agustín Goytisolo, con el que Francisco Ibáñez Gorostidi arranca sus sesiones. Cerraba tres recitales vascos en recuerdo de su influyente concierto de 1969 en el Olympia parisino.

Proclama Paco su odio a las músicas ruidosas («una sociedad que grita porque cree que somos sordos») y la parafernalia escénica, y en puertas de los 85 años sigue protagonizando un encuentro desnudo de artificio, más allá de un par de micros que reproduzcan su voz y guitarra íntimas y las suaves sonoridades de sus acompañantes. Raro es dar con un intérprete de su carisma capaz de obrar el milagro de enmudecer durante dos horas colmadas a una audiencia amplia, hasta el punto de escucharse su respiración al cantar, cuando alarga la dicción para tomar resuello y mantener sus emotivos vibratos.

Con el recuerdo presente de su madre, mentó una y otra vez su infancia en Apakintza Bai de Aduna y su juventud parisina, y regaló una veintena de gemas, descanso incluido: Quevedo, Arcipreste de Hita, Lorca, Cernuda, León Felipe, Guillén, el mentado Goytisolo, Alfonsina Storni, Neruda, Yupanqui… También en euskara (Imanol, Lete, Laboa), gallego (García Teijeiro), provenzal y una cita en francés de la clásica Damia.

Como de costumbre, el combativo y colectivo “A galopar”, de Rafael Alberti, cerró la noche con los colores republicanos de fondo. Bajo su enmarañada cabellera rebelde el incombustible león no ruge: susurra ternuras y convicciones.