Sharon Stone volvió a descruzar las piernas ante el público el pasado fin de semana en Berlín al recibir un premio a la Mujer del Año, pero esta vez controlando ella la escena. El director de ‘‘Instinto Básico’’ le aseguró que no se distinguiría nada, fue engañada.

Los reproductores caseros de VHS se chamuscaban en 1992 rebobinando una y otra vez ese instante que marcaría su vida en adelante, todo para verle el coño.

Aquellos años, una actriz y directora porno feminista llamada Annie Sprinkle decía: queréis verme el coño, pues os lo voy a enseñar hasta el fondo. Recostada y sonriente, con un espéculo insertado en su vagina, invitaba al público a mirar dentro con una linterna. Y les decía cosas como «es bonito, ¿verdad?», «¡ves que no tiene dientes!». En 2011, con 57 espléndidos años, volvía a mostrar su cérvix en Barcelona, yo tuve la suerte de estar ahí. Annie Sprinkle es además sexóloga.

Hace nada, gracias al último tsunami feminista y a una actriz llamada Emily Meade, que encarna precisamente a una prostituta y actriz porno, asaltada una y mil veces por el patriarcado en la fabulosa serie ‘‘The Deuce’’, ellas han conseguido que en los rodajes empiece a haber una coordinadora de intimidad en las escenas de sexo, para que ninguna actriz más vuelva a sentirse violada por un director.

Han tenido que pasar casi treinta años para que Sharon Stone sea escuchada. «El tiempo para decidir qué vais a hacer con vuestra parte más tierna, salvaje, hermosa, apasionada e importante es ahora. ¿Qué vais a hacer con ella? Os digo qué hice con la mía: yo la respeté. Y os digo que hagáis lo mismo, porque tenemos derecho a ser poderosas en cualquier forma de sexualidad que elijamos tener».

Desde el domingo, respiramos más profundo junto a Bel Pozueta. Qué maravilla verla sonreír ya no solo con la boca, ahora también con los ojos, tras tanta injusticia. Me encanta ella, y me encanta que sea además sexóloga.