Raimundo Fitero
DE REOJO

Álbum

Alguna vez la memoria se guardó en un álbum de fotos que se fueron decolorando y que al revisarse reconstruye algunos pasajes deteriorados de la biografía. Esta época de caos es la de mayor cantidad de imágenes plasmadas en toda la historia de la Humanidad. Nunca han existido tantas fotos, vídeos, recuerdos gráficos de nuestra existencia personal, colectiva, política, social o universal. Nunca ha habido tanta extrañeza ante tantas instantáneas. Cada día somos bombardeados por centenares o miles de momentos plasmados en material digital, no tangible, pero sí visualizable que van componiendo en nuestro ánimo un pasaje de terror o de poca esperanza.

Las fotos, los vídeos, las imágenes fijas, sin comentarios o con palabras que contextualizan las calles de Guayaquil, forman parte ya de la historia de la infamia. Ni los griegos pueden aportarnos un poco luz a esta masacre inhumana, de esos cadáveres abandonados en las calles porque no se pueden soportar más en las casas y no se pueden enterrar o incinerar en condiciones aceptables. ¿A qué corresponde tanta saña? ¿De dónde sale tanta falta de respeto con los muertos? ¿Existe un Estado ecuatoriano, un ayuntamiento guayaquileño, una pizca de conmiseración con el sufrimiento de los demás en todo el entramado social de la capital económica de Ecuador? Fotos de realismo social devastador. Agobian, muerden en las conciencias.

Hay miles de fotos más, de todas las latitudes. Algunas nos pueden animar porque detallan acciones de la otra parte de la existencia, la de personas bondadosas, de gentes concienciadas y solidarias. Y alguna foto que son un manifiesto político abrasivo. La del despacho de Abascal no me la puedo sacar de la ira. No sé si ofenden más los signos de incultura o la meditada desfachatez de convertirla en un mensaje para posibles votantes.