Egun on, soy Miren, amatxu de una adolescente de 17 años. Parece que no lo estamos llevando mal: hemos conseguido no discutir mucho, aunque es verdad que ha estado dedicando tiempo a estudiar y a sus amigos, pero me preocupa su actitud de pasividad, es como si le hubieran dado al botón de pausa y no quiere realizar ningún tipo de ejercicio (antes del confinamiento lo hacía habitualmente). ¿Hay alguna forma de animarla o le dejo tranquila y ya verá ella la necesidad de moverse? Eskerrik asko zuen lanagaitik.

Kaixo, Miren. Las adolescentes llevan su procesión por dentro. La detención de la vida les afecta en un momento de búsqueda, de salir hacia fuera, de relacionarse y expresarse. Están en ese momento de explosión física y psicológica –a veces se expresa como implosión– y, lo cuenten o no, tenían muchos planes con otros antes de que esto empezara. Lo que describes sobre tu hija suena a que se pueda sentir derrotada o un poco deprimida. ¿Soléis hablar de esas cosas en casa? Me refiero a sentimientos. Hablas del ejercicio y de lo que consideras que le ayuda, pero la energía para poner el cuerpo en marcha cuando este está en shock proviene de su emoción, su voluntad y el sentido que tenga para ella. En esta época todos estamos adaptándonos y lo que hasta ahora estaba siendo un mantenimiento a la espera de que todo pase, cada vez más va dando paso a tener que inventarnos maneras nuevas de cubrir nuestras necesidades creativamente. A veces miramos a los adolescentes como a personas que «hacen o no hacen» y pasamos de largo sus procesos internos al no verlos –muchos de ellos no los comparten en casa, sino fuera– y, por tanto, nos centramos en la conducta que vemos –y evaluamos– sin saber qué pasa detrás. Yo te animaría a hablarle de tu preocupación; pero antes, a preguntar con interés real, en un espacio en familia, para hablar de cómo está siendo esto para cada uno. Y sí, ella tiene que elegir qué hacer con su cuerpo… Y hacer lo que pueda, como todos.