La Concha, con banderas de aforo y tres horas inhábil en cada pleamar
Playas de todos los continentes se preparan para abrir con aforos limitados este verano a fin de evitar aglomeraciones humanas que puedan extender la covid-19. Y entre ellas, también la emblemática Concha donostiarra, que arrastra problemas añadidos como la pérdida de casi todo el arenal cuando llega la marea alta.
Pisarla para bañarse o tomar el sol será posible desde el lunes con la entrada de Gipuzkoa en fase 2 (hasta ahora solo se permitía entrar al agua para nadar o realizar otra actividad deportiva). Pero en verano se impondrán las restricciones, con el detalle más llamativo de que la arena se cerrará una o dos horas antes de cada marea alta. Eso supone que durante las 24 horas estará inoperativa cerca de 6, aunque sí se podrán bajar las escaleras o rampas del paseo para nadar o navegar con piragua, por ejemplo.
El Ayuntamiento de Donostia avanzó ayer sus planes, aunque siempre a expansas de la evolución que tenga la covid-19. Prevé controlar el aforo de las tres playas de la ciudad durante el veran, mediante una tecnología que calculará la cantidad de usuarios en tiempo real y un sistema de señales
Eliminará también toldos y gabarrones para aumentar el espacio disponible y a fin de reducir los espacios comunes que pueden fomentar los contagios. Ordenará y acotará las actividades deportivas y establecerá «pasillos» de entrada y salida a los arenales.
«No es posible cuadricular»
El alcalde donostiarra, Eneko Goia, y la concejala de Espacios Públicos, Marisol Garmendia, explicaron ayer en comparecencia telemática las acciones del Gobierno municipal de cara a una temporada absolutamente atípica y que no tiene fecha de inicio oficial.
Lo que sí es seguro, e inminente, es que desde el lunes se autorizarán no sólo el paseo y el ejercicio deportivo acuático como hasta ahora, sino también «la estancia y el baño», aunque sin socorristas ni otros servicios que se prestan durante la campaña estival. Siempre, claro está, que Gipuzkoa acceda a fase 2, lo que se da por seguro.
Más allá de esto, «habrá temporada de playas pero no será como antes», señaló Garmendia, quien indicó que, además de eliminar los toldos y carpas en La Concha y Ondarreta y las plataformas de baño en la bahía, «es posible» que se supriman las cabinas para cambiarse y ducharse, y sólo permanezcan abiertos los váteres.
Sí funcionarán los bares de playa «pero con condiciones» y habrá balizamientos en la superficie marítima para delimitar zonas de baño y salidas de piraguas u otras pequeñas embarcaciones, como es habitual, así como para la práctica del surf en el caso de La Zurriola.
En cuanto a la regulación de aforos, el alcalde remarcó que la situación en Donostia es «endiabladamente complicada» por las subidas y bajadas de marea, que hacen no todos los días resulten iguales y que en muchos casos dejan La Concha realmente «sin playa».
«Aquí no es posible cuadricular físicamente los arenales» como en otros lugares, estimó Garmendia, por lo que el Ayuntamiento está desarrollando «una aplicación» para calcular el número de personas adecuado para «las distintas bandas de arena seca» disponibles en cada playa según el nivel de la marea.
Así, La Concha se cerrará previsiblemente «entre una o dos horas antes de la pleamar», aunque sí se permitirá el acceso para bañarse o por ejemplo salir a la mar en piragua. Eso significa que en cada marea alta se producirán entre dos y cuatro horas de inutilización a efectos de tomar el sol; unas seis al día.
La edil reiteró que la regulación de aforos será por tanto «controlada tecnológicamente y en tiempo real», y anticipó que se establecerá «un sistema de señales, probablemente con banderas», para «hacer saber a los usuarios en cada momento si hay sitio o no». Cabe suponer que se articulará por tanto un doble sistema de banderas, por un lado para anunciar el aforo y por otro el estado de la mar.
Santa Clara
El disfrute de la isla de Santa Clara, agregó la concejala, en temporada tendrá una regulación «igual» al de las otras tres playas donostiarras. Aquí también el periodo de baño acabará restringido, dado que el pequeño arenal de la isla desaparece también por completo en cada pleamar. Este es, por otro lado, el primer verano en que la actividad de ocio en la isla coincide con las obras en el entorno del faro para ubicar la instalación cultural de Cristina Iglesias.
Tanto Goia como Garmendia hicieron continuas apelaciones a «la responsabilidad» de los ciudadanos y subrayaron el mensaje de que, aunque el Consistorio organice el espacio y determine las medidas, «la autogestión» será clave este año en los arenales donostiarras.