Desvarío pandémico
En las Vascongadas por boca de la consejera de Salud, la de fluido verbo, se anuncia un «tsunami» de infecciones covid-19. Aquellas pre-visiones y pre-dicciones acerca de la canícula como aliado de la humanidad en la victoria sobre la pandemia resultaron erróneas. El virus de marras con el caloret se encuentra como unas castañuelas. Es el peligro de la pre-cipitación. La realidad acostumbra a desmentir los pre-sentimientos. El pre- tiene esas cosas. Así pues, nuestros compatriotas del oeste estarán, a partir del lunes, en estado de emergencia sanitaria. Nada que temer compañeros, al timón de la nave está Urkullu el inefable, un experto en catástrofes naturales ya sean pandemias, ya desprendimientos. Desde mañana ni discoteques ni sala-fêtes, un descanso para las cimbreantes nalgas y cadenciosas caderas características de los pobladores de Vasconia al ejecutar (nunca mejor dicho) exóticos bailes de lejanos lugares. Eso sí, por el contrario, el ritmo de la cadena de montaje, al ser más tipo hip-hop y no «el liviano, asqueroso y cínico abrazo de los dos sexos» que diría Sabino Arana, no facilita el contagio del virus, como ya explicó la consejera de Industria al inicio de la pandemia.
También en Nafarroa veremos limitada nuestra libertad de movimientos. Sobre todo de cadera. Únicamente podremos demostrar nuestro natural virtuosismo en la lambada en el entorno familiar con el peligro de que un roce excesivo entre miembros de la misma familia haga que los más débiles, al relajar las costumbres, acaben abocados (Dios no lo quiera) en el abismo del incesto, como si perteneciesen a la realeza. De acontecer lo anterior siempre nos quedaría el arrepentimiento y el perdón, pues nuestras autoridades, velando siempre por nuestra salud tanto física como espiritual, han tenido a bien no prohibir confesiones, misas ni comuniones. Bien haríamos encomendándonos, en este su día, al curador de la peste San Roque, ese santo que arremangándose la túnica nos muestra una de sus llagas mientras se la chupa un perro. La llaga.