La «circulación sostenida» prevista por los expertos navarros, en riesgo
Nafarroa es el foco más inquietante actual del covid-19 en Euskal Herria, con 308 nuevos positivos el viernes y casi un millar en tres días. Los epidemiólogos indicaban en un informe basado en datos de una semana antes que el escenario más probable era la «circulación sostenida», pero la evolución acerca el de eventuales colapsos hospitalarios.
El informe epidemiológico semanal número 36 del Instituto Navarro de Salud Pública y Laboral de Nafarroa (ISPLN), correspondiente a la semana del 31 agosto al 6 de setiembre, incluye un análisis de lo que ha sucedido en verano y una previsión de tres escenarios para próximos meses. De entre ellos, el central –la llamada «circulación sostenida» pero no «controlada»– era el más probable, aunque el cálculo se complica esta semana con casi mil positivos acumulados en tres días.
El viernes afloraron otros 308 con un índice de positividad de casi 11%, muy elevado. En el conjunto de Hego Euskal Herria se han registrado 968, la tercera peor cifra tras dos jornadas con más de 1.000 a finales de agosto. Bizkaia suma 359, Gipuzkoa 191, Araba 119 y hay una persona residente fuera de la CAV.
A la espera de lo que deparen las medidas añadidas por el Gobierno navarro, y muy especialmente el llamamiento a reducir contactos sociales al menos dos semanas, los epidemiólogos navarros ven de frente el riesgo de una «segunda ola» que entienden no se ha producido este verano, al contrario de lo que puntualmente ha dicho el vecino departamento de la CAV.
«El SARS-CoV-2 mantiene potencial para producir una segunda onda epidémica en los próximos meses, y a juzgar por la fuerza de propagación que mantiene, esta onda podría no demorarse», señalaba el servicio de epidemiología de Nafarroa teniendo sobre la mesa los datos de la semana anterior, mucho más benévola.
Esta ola no sería, en cualquier caso, tan «devastadora» como la que llevó al confinamiento por varios motivos: «El conocimiento científico de la infección mucho mayor, la disponibilidad de pruebas diagnósticas suficientes, la experiencia adquirida en la organización del sistema asistencial, los avances en el manejo clínico de los pacientes, el entrenamiento de la sociedad en la aplicación de medidas preventivas (uso de mascarillas, distanciamiento, higiene de manos) y la existencia de una parte de la población con inmunidad frente al virus».
Para el INSPL, la hipótesis más probable de las tres es esa «circulación sostenida», en que las medidas preventivas «equilibrarían» la capacidad infecciosa del virus, siempre en una lucha sin descanso, toda vez que se sucederían «ondas pequeñas y medianas» en otoño-invierno.
Si ese «efecto desgaste» acabara relajando las medidas «se podría romper el equilibrio, pasando rápidamente al escenario de la segunda ola».
En esta hipótesis, la más crítica, aceptan que «el sistema sanitario podría verse sobrepasado en algunos momentos, aunque no debería llegar a los niveles que se produjeron en marzo». Para que eso no ocurra, «es clave extremar al máximo la prevención en torno a las personas mayores, y sobre todo en las residencias de mayores y de personas dependientes».
Existe un tercer escenario, que ven poco probable: el control de la transmisión. No basta con medidas coercitivas. «La experiencia del verano y la comparación entre países han puesto de manifiesto que las prohibiciones y sanciones tienen una utilidad limitada (...) Aquellos países que han conseguido trasladar la responsabilidad a los ciudadanos son los que han conseguido controlar mejor».