Alvaro Reizabal
Abogado
JOPUNTUA

Zona roja

Los fascistas sublevados en 1936 contra el Gobierno legítimo llamaban Zona Nacional a aquella parte del territorio que ellos iban ocupando por la fuerza de las armas y Zona Roja al resto. Soy de aquellos que siempre hemos pretendido vivir en una Euskadi libre e independiente, socialista, reunificada y euskaldun, así que prefiero las zonas rojas que las fascistas. Ahora, que nos dicen que ya casi todo el mapa está en rojo, resulta que no se trata de que se cumple nuestro desiderátum, sino que hay una pandemia de tales dimensiones que el rojo es el del semáforo: el que prohíbe pasar.

Los discursos en el Congreso madrileño parecen remasterizaciones de los que precedieron al susodicho golpe fascista de Franco y sus secuaces. Oyes el apocalipsis del de Amurrio y parece que está llamando a derrocar al régimen «socialcomunista bolivariano» y arrasar el estado de las autonomías. Así que cuando uno oye hablar de lo de implantar el toque de queda se le ponen los pelos como escarpias: ¿sacaran de nuevo a pasear a los turutas para que nos metamos todos en nuestras ratoneras al toque de oración? ¿Volverán a despertarnos de madrugada con «el quinto levanta tira de la manta», pero solo para ir a trabajar, que ahí da igual si te contagias? O, aprovechando las ventajas de las nuevas tecnologías, ¿obligaran otra vez a conectarse a todas las emisoras al parte oficial a golpe de tiriri, tiririririri?

Lo de la reunificación no atraviesa su mejor momento, ni aunque la situación sanitaria en Nafarroa y en el tercio autonómico sean calcadas a día de hoy. Cada uno por su lado. Uno se autoconfina perimetralmente y el otro se resiste como gato panza arriba con la cantinela de la economía, que no se yo qué economía va a quedar funcionando el día en que nos hayamos contagiado todos, pero, amigo, doctores tiene la Santa Madre Iglesia para sacarnos de esta. Solo la Vuelta a España ha reunificado criterios: todos ponen la alfombra roja al paso de la serpiente multicolor.

Y el objetivo final también reunifica a todos los mandamases: la feliz Navidad. ¡Viva el consumo!