Amparo Lasheras
Periodista
AZKEN PUNTUA

Donde quiera que estés

Hace años, el 8 de Marzo, entrevisté a una mujer que no olvidaré. Entonces, todavía existían colectivos de izquierda que llamaban a esa jornada de lucha «el Día Internacional de la Mujer Trabajadora», el mismo nombre que la primera celebración en 1911. Manoli vivía en Barakaldo. Hija de migrantes gallegos trabajaba en una empresa de limpiezas y su jornada comenzaba a las seis de la mañana. Tenía 54 años y una vida personal difícil de la que muy pocas veces hablaba. Cuidaba de su compañero enfermo, de un hijo adolescente y de dos nietos de seis y siete años, hijos de otro hijo mayor, enganchado a la heroína desde muy joven. Me impresionó por la entereza y la casi altivez con que encaraba su existencia; por la calidez familiar que mostraba hacia los suyos y, en especial, por el coraje y la fuerza que aún guardaba en su sonrisa para reivindicar desde la lucha sindical un mejor salario y los derechos que, como mujer y trabajadora, se le negaban cada día. Entonces, el 8 de Marzo, el movimiento feminista no llenaba las calles, pero ella era de las pocas que sujetaba la pancarta y pisaba firme haciendo camino en el feminismo de clase, un feminismo que hoy continúa detrás de otras pancartas y huelgas y apenas se percibe entre los colores de la abrumadora diversidad feminista que tanto apasiona. Aunque el tiempo haya pasado, mila esker Manoli, donde quiera que estés.