Las relaciones con Turquía constituyen el plato principal de la cumbre virtual de dos días que mantendrán los líderes europeos. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, quien preside la reunión, dijo que el bloque quiere un acercamiento con Turquía «de manera progresiva, condicional y reversible».

La UE ha suspendido por ahora sanciones previstas por la prospección turca en aguas cuya soberanía es reclamada por Chipre. Bruselas se ha sentido alentada por la reanudación de las conversaciones con Grecia sobre una frontera marítima en disputa y por los planes para reiniciar los esfuerzos de paz de la ONU para Chipre, un Estado miembro del bloque.

La UE «necesita trabajar en propuestas concretas para una agenda positiva que fomente una dinámica constructiva, incluso en términos de estabilidad regional», dijo el primer ministro italiano, Mario Draghi.

No obstante, insistió en «la importancia de evitar las iniciativas divisivas y la necesidad de respetar los derechos humanos». Por ello, describió la retirada de Ankara del Convenio de Estambul sobre violencia contra las mujeres como un «serio paso atrás».

Los miembros de la UE están divididos sobre cómo administrar la relación con Turquía. Mientras que Chipre, Grecia y el Estado francés instan a una «línea dura», otro grupo encabezado por Alemania adopta un enfoque de menor confrontación. Una copia inicial del borrador de conclusiones para la cumbre, filtrada por AFP, contenía una serie de incentivos para convencer al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, de que ponga de su parte en los esfuerzos de acercamiento.

Estos incluirían la posibilidad de iniciar conversaciones de alto nivel, renovar una unión aduanera y liberalizar las reglas de visado, un escenario al que Ankara aspira desde hace años. Sin embargo, también considera la posibilidad de renovar las sanciones si Turquía da marcha atrás. En una videoconferencia con los máximos líderes de la UE, el mandatario turco pidió que la cumbre presente «resultados concretos».

Preocupación por Navalny

Otro de los temas de la cumbre es la relación con Rusia, que ha empeorado en los últimos meses, sobre todo tras la detención del opositor al Kremlin Alexei Navalny, cuyos colaboradores expresaron ayer su preocupación por su salud al no poder reunirse con él en su lugar de detención. Olga Mijailova, una de sus abogadas dio la alarma el miércoles al afirmar que no tuvo acceso a él que, según ella, se quejó de «dolores severos de espalda» y comenzó a no sentir una de sus piernas.

Las autoridades señalaron que su estado es «estable y satisfactorio», a lo que Leonid Volkok, cercano al opositor, respondió en Twitter que esto confirma que «Navalny está en el hospital. Algo muy malo le está pasando».