GARA
PITTSBURGH

Biden lanza un pulso con un plan billonario a China

Con el objetivo de intentar ganar el pulso a China y apuntalar el liderazgo económico de EEUU, Joe Biden presentó un billonario plan de infraestructuras y creación de empleo, el más ambicioso plan económico en las últimas décadas, que pretende financiar con una subida de impuestos a las empresas y a las grandes fortunas y eliminando las exenciones fiscales. El plan recibió críticas tanto de la oposición republicana como de las filas progresistas.

«Es grande, sí. Es audaz, sí. ¡Y podemos hacerlo!», afirmó el presidente de EEUU, Joe Biden, al presentar su billonario plan de infraestructuras con el que promete crear «millones» de puestos de trabajo, competir con China en el escenario económico mundial y luchar contra el cambio climático. Desde que llegó al poder en enero busca mostrar su voluntad de reforma y ahora presenta un plan de creación de empleo e infraestructuras que contempla la inversión, en un plazo de diez años, de 2,25 billones de dólares que pretende financiar con la subida de impuestos a las empresas.

Menos de un mes después de firmar un rescate de 1,9 billones de dólares por los efectos de la pandemia, Biden pidió hacer otra gran inversión, esta vez para resolver problemas más estructurales que, a su juicio, lastran el potencial de EEUU frente a potencias como China.

«Esto creará la economía más resistente, fuerte e innovadora del mundo y nos pondrá rumbo a ganar la competición global con China en los próximos años» y apuntalar el liderazgo de EEUU, añadió.

La medida estrella y más polémica del plan, cuyo coste se pagará en 15 años, es elevar el Impuesto sobre Sociedades del 21% actual al 28%. El incremento supondría recuperar parte del descenso que aprobó Donald Trump, cuando en 2018 rebajó este gravamen del 35% al 21%.

Además, se eliminarán los incentivos fiscales para retornos de inversiones en el extranjero y las deducciones fiscales en la repatriación de beneficios desde EEUU a empresas localizadas en países que no hayan entrado en el acuerdo global sobre un tipo mínimo efectivo en el impuesto sobre sociedades. La Casa Blanca también planea obligar a grandes empresas del país a pagar algo de impuestos, al imponer una tasa mínima del 15 % en sus ingresos y gravar algunos de sus ingresos en el extranjero.

«No se trata de penalizar a nadie», dijo Biden. «No tengo nada contra millonarios y multimillonarios. Yo creo en el capitalismo estadounidense», aseguró durante un discurso en Pittsburgh. Dijo estar abierto a «otras ideas», siempre que no impliquen aumento de impuestos a las personas con ingresos por debajo de los 400.000 dólares anuales.

Entre las inversiones a acometer se encuentran la reparación de autopistas, puentes, puertos y aeropuertos, la mejora en las redes eléctricas, de distribución de agua y de banda ancha de alta velocidad o la modernización de escuelas, guarderías y edificios federales. También se incentivará la creación de puestos de trabajo en EEUU obligando a las empresas que opten a contratos públicos a que un mayor porcentaje de sus productos y servicios tengan lugar en el país.

El llamado Plan de Empleos Estadounidenses es el pilar inicial de la agenda económica de Biden, que planea presentar en abril otro paquete para cubrir la baja laboral pagada o el acceso universal a jardines de infancia a bajo coste.

La propuesta generó críticas tanto de la oposición republicana, que la considera demasiado amplia y no está de acuerdo con los mecanismos para financiarla, como de algunos progresistas, como Alexandra Ocasio-Cortez, que opinan que la inversión es «insuficiente».

La Cámara de Comercio de EEUU, que hasta ahora había acogido con beneplácito muchas de las decisiones de Biden, también expresó su claro desacuerdo. Sin embargo, Biden pronosticó que conseguirá sacarla adelante, aunque su estrecha mayoría en el Senado les obliga a contar con apoyos republicanos o a recurrir a mecanismos legislativos excepcionales.