Beñat ZARRABEITIA
Entrevue
ANGEL ITURRIAGA
EXPERTO EN HISTORIA DEL FC BARCELONA

«En el Barcelona hay que darle la vuelta al club en todos los sentidos»

Doctor en Ciencias Sociales, especialista en Historia Contemporánea y profesor en la UNIR, Ángel Iturriaga es una de las voces más autorizadas a la hora de analizar la realidad social que envuelve al Fútbol Club Barcelona.

Ángel Iturriaga ha escrito cinco libros en torno a la historia del conjunto blaugrana y también es el autor de la obra “Diccionario de jugadores del Athletic Club”. Conocedor de ambos clubes, en la antesala de la final del sábado, en GARA hemos querido contar con sus opiniones para repasar todo aquello que concierne a lo que Johan Cruyff definió como “el entorno” del club catalán.

Para empezar, después de todo lo ocurrido desde agosto, ¿cuál es la radiografía actual del Fútbol Club Barcelona?

Es un momento de cambio absoluto, parece que de repente vuelve a aflorar la alegría en el club después de un tiempo que yo denomino como la década ominosa. Un periodo negro que ha socavado casi todo lo que había supuesto el gran Barcelona de 2010. Y eso ha traído todo en lo que se ha convertido la entidad a nivel deportivo, económico, social o de valores. Ha sido una década horrible. Ahora, da la impresión de que con la llegada de Joan Laporta a la presidencia, el club ha recuperado la alegría, pero queda mucho trabajo para recuperar lo que era el Barça hace 10 años.

Sí, porque más allá de lo que ocurra en estos cuatro meses, Laporta tiene un gran trabajo por delante para atajar una crisis que ha afectado a los ámbitos deportivo, económico y social, derivando en un problema reputacional.

Y esa es la peor crisis de todas porque la reputación es lo que más tiempo tardas en recuperar. El Barcelona ha pasado de ser el equipo de los valores, que es un lema que a mi tampoco me gusta mucho, a ser prácticamente el hazmerreír institucional tanto a nivel estatal como europeo. Es absolutamente necesario recuperar la imagen del club, más allá incluso de lo deportivo, que esto ya sabemos que a veces es más una cuestión de ciclos. Hay que darle la vuelta al club en todos los sentidos.

El Barcelona se autodefine como “Más que un club”. ¿Qué significa esta frase y cuánta distancia real existe entre lo que se dice y lo que se hace?

Esta frase que pronunció Narcis de Carreras, uno de los presidentes del club en los setenta, lo que viene a significar según todos los historiadores es que el club es mucho más que una institución deportiva. Una entidad que ha estado muy especialmente implicada en la sociedad catalana desde 1908 y que como institución siempre ha ido de la mano de Catalunya y de sus movimientos desde el punto de vista político. Por eso se considera que es un club que está por encima de lo deportivo. En ese sentido puede tener paralelismos con el papel del Athletic en la sociedad vasca.

También es verdad que ha habido momentos en los que el Barça ha estado más o menos cercano debido a la propia situación política, por ejemplo, en los períodos dictatoriales. En democracia siempre ha estado al costado de Catalunya salvo en alguna excepción histórica.

¿El «nuñismo»?

Efectivamente. Durante las etapas de Núñez y Gaspart ese estar al lado de lo que significa Catalunya quedó opacado y, aunque no de forma tan clara, también durante las épocas de Rosell y Bartomeu.

El retorno de Laporta a la presidencia, quizá menos vigoroso en sus posicionamientos públicos que en 2003 -aunque también es evidente que la correlación de fuerzas ha cambiado mucho desde entonces-, coincide también con el triunfo electoral de ERC.

Preguntando a nivel estatal o europeo, quién es más conocido si el presidente del Barcelona o el de la Generalitat -poniéndole cualquier apellido- siempre será más reconocido el máximo mandatario culé. Es por ello que hablamos de la importancia que tiene el club a la hora de reivindicar la catalanidad. Y, sí, se abre un nuevo tiempo, aunque en las instituciones políticas nos vamos a encontrar con un gobierno parecido. Sin embargo, en el Fútbol Club Barcelona Laporta no tiene nada que ver ni políticamente, ni deportivamente ni a nivel de valores con lo que ha habido en los últimos 10 años.

Dejó un club en la cúspide, por el camino perdió unas elecciones marcadas por el triplete de 2015 y vuelve encontrándose un club con las crisis anteriormente citadas. ¿Qué ha supuesto el paso de Rosell y Bartomeu por el Barcelona?

Ha sido una década caracterizada por el odio a lo anterior. Hay que dejar muy claro que Rosell, que es el líder de este grupo, estaba absolutamente enfrentado con Laporta, Cruyff y Guardiola, tres de los grandes tótems del club. Un enfrentamiento personal que iba más allá de unas ideas que también les separan. Rosell llegó al poder y era por todos conocido que él iba diciendo en privado a muchas personas en Catalunya que no iba a quedar nada de lo que había sido Cruyff y que a Guardiola le quedaba poco tiempo en el club. Y, efectivamente, cumplió con ello. Pero no hizo únicamente esto, ya que también ejecutó la acción de responsabilidad contra los integrantes de la junta de Laporta, a los que ha tenido perseguidos hasta que quedaron libres de cualquier carga en los juzgados.

El “rosellismo”, durante toda la década, ha llevado una política que más allá de alejarse en todo lo posible en lo deportivo y social del “cruyffismo” y “laportismo”, han ido encaminados a construir un club al estilo del de Florentino Pérez. Todos sabemos que el presidente del Real Madrid es un auténtico referente para Rosell y, de hecho, han hecho negocios o han colaborado juntos a la hora de llevar jugadores al conjunto blanco como fue el caso de Ronaldo Nazario en 2002 debido a los vínculos que tenía el expresidente blaugrana con Nike.

Más allá de esto, Rosell y Bartomeu construyeron un club basado en grandes estrellas, sin una idea clara de juego, un tanto circunstancial, iban apareciendo diferentes técnicos y jugadores pero se perdió la esencia que había detrás en lo deportivo pero también en lo social e institucional.

¿Cómo es el cordón umbilical que une el «nuñismo» y el «rosellismo»?

Digamos que están ligados incluso a través de las personas o lazos familiares. El padre de Sandro Rosell es uno de los fundadores de La Masia y fue un estrecho colaborador de Josep Lluis Núñez o Amador Bernabéu, el abuelo de Gerard Piqué, que también estuvo en esa junta. Pero lo que realmente les une es el establishment catalán, los grandes núcleos de poder o el Grupo Godó. Esferas tanto políticas como muy especialmente mediáticas a las que les interesa que estén ellos en el poder y no los otros, básicamente por una cuestión de cercanía y para poder manejar desde dentro del club. Esto ha sido decisivo hasta estas últimas elecciones en las que la deriva había llegado a tal punto que desde el ámbito mediático prácticamente renunciaron a apoyar al candidato “rosellista-neonuñista” que era Freixa y apenas tenía opciones de ganar.

Estamos hablando de una suerte de régimen, pero si lo comparamos con la primera victoria de Laporta en 2003, cuando era un outsider político, deportivo o social, ahora da la impresión de que existen más contrapoderes a ese «establishment». Y en esa lógica se puede incluir también la aparición de un candidato como Víctor Font.

Sí. Además, Víctor Font ha contado con unos apoyos muy potentes diferentes a los que ha tenido el “nuñismo” porque la sociedad catalana también ha cambiado mucho y ahora hay muchos más poderes. Esta campaña, no obstante, ha tenido poca historia porque a Font le pilló con el pie cambiado la irrupción de Laporta, se equivocó mucho atacando al favorito cuando su nicho de votos era parecido y teniendo unos resultados decentes ha quedado muy lejos. A pesar de que es cierto que Font ha estado trabajando muchos años en su proyecto, deportivamente muy “cruyffista”, y yo mismo estuve en algunas de las reuniones que hizo con periodistas o historiadores para explicarlos.

Llevamos ya un rato de charla y hay un nombre que todavía no ha aparecido, el de Lio Messi. Es uno de los grandes retos de la recién iniciada segunda etapa de Laporta…

Sí. Además, el presidente mantiene una muy buena relación con Messi y también con su padre, que es una figura muy importante en este caso. Soy optimista respecto a la continuidad del rosarino en el club, especialmente por la información que trae gente del entorno y, sobre todo, el periodista argentino Sergio González que tiene contactos muy cercanos con la familia Messi. Alguien que desde antes de las elecciones está asegurando que el rosarino va a seguir en el Barcelona.

Los gestos de Messi, más allá del burofax, como el hecho de estar presencialmente cuando Laporta ganó, cosa que no hizo con Rosell y Bartomeu, y siendo una persona poco proclive al posicionamiento público, cada paso que da se interpreta como un elemento potente. Sus gestos han ido encaminados a apoyar a Laporta y se le ve contento con Koeman, se siente un poco el líder de una nueva generación que aparece e ilusiona de la mano de Ansu Fati o Pedri.

De cara al futuro, se habla mucho de nombres, incluido el de Messi, se especula con la llegada de un delantero pero parece indudable que a medio plazo otro de los retos del conjunto culé es recuperar el estilo y la presencia de jugadores de la cantera en el once.

Se tiene que volver a apostar desacomplejadamente por La Masia, que es algo que siempre ha dado resultados. En momentos de crisis, tirar de la cantera ha funcionado. Lo hizo Van Gaal, a pesar de ser muy criticado, apostando por Xavi, Valdés o Iniesta; o Guardiola con Busquets, Pedro o Piqué -aunque éste regresaba del Manchester United- y el club tiene ahora una nueva oportunidad para ello.

Pedri no es un jugador de la cantera pero es un futbolista que estaría en esa línea de renovación junto a Ansu Fati e Ilaix Moriba, a los que hay que sumar a Araújo o Mingueza, pero también a chicos menos conocidos como Jandro Orellana o Nico González. Son jugadores perfectos para la idea clásica del juego de posición del Barcelona que aplicaron Guardiola y Cruyff. La cuestión es apostar por esto, sería fundamental para que el club pueda recuperar lo que fue hace una década en lo futbolístico.

Ha mencionado a Ilaix Moriba. En los últimos años ha habido muchos jugadores de origen africano en el fútbol catalán pero ninguno ha cuajado en el Barcelona, siendo Keita Baldé el que más cerca estuvo. Socialmente tiene un trasfondo parecido al de Iñaki Williams y si hablamos de los cambios sociales, su papel puede tener un impacto significativo.

Sin duda, ahora han surgido Ansu e Ilaix pero desde hace unos años, especialmente desde que los chicos de la Fundación Etoó llegaron siendo muy niños a Barcelona, hemos visto ese cambio social pero por diferentes razones no ha llegado ninguno. Yo recuerdo un delantero llamado Gael Etock que siendo infantil lo subieron a uno de los juveniles, tenía muy buena pinta, coincidí en un entrenamiento con Charly Rexach y me dijo “este chico va a ser mejor que Messi”. Y, fíjate, Etock ha llegado a jugar en Bélgica o Finlandia pero no ha podido ser un futbolista de primer nivel. Por “h” o por “b”, estos jugadores no han alcanzado el primer equipo pero ahora parece que Ansu Fati e Ilaix sí que van a cuajar. Y esto es algo que no deja de ser un reflejo de una sociedad multiétnica como es la catalana, cosa que también ocurre con la vasca, y que yo creo que es algo muy positivo.

Son jugadores que han ganado peso con Ronald Koeman y, más allá de lo que ocurra en el final de temporada, el preparador holandés está realizando un trabajo que dejará poso.

Me parece que tiene muchísimo mérito que haya ejercido como presidente del club, ya que en la última época de Bartomeu y durante la regencia de Tusquets, Koeman ha sido prácticamente el único portavoz válido del club. La gestión del vestuario ha sido muy buena, ha recuperado a Messi a pesar de que el argentino comenzó muy enfadado por la decisión de prescindir de Luis Suárez, pero finalmente ha sabido ganarse a los líderes de la caseta y, además, ha subido a chicos jóvenes cuando era complicado.

En este sentido sí que aplaudo su gestión, pero tengo dudas de cara al futuro debido a que nunca se ha caracterizado por implantar la idea “cruyffista-guardiolista”. Sé que desde fuera se nos ve muy pesados hablando de ello, pero es que realmente hablamos de la única idea que ha funcionado en el club. Yo, particularmente, apostaría por García Pimienta, el entrenador del filial, que conoce perfectamente el club, la cantera y que sí que implanta este modelo. No obstante, a Koeman le doy un notable alto e incluso un sobresaliente.

A corto plazo, en cambio, ganar la Copa supondría un revulsivo para el Barcelona, paradójicamente cuando hace apenas unos años conseguir el trofeo se veía casi como algo rutinario en «can Barça».

Es verdad, de hecho, hace unos años cuando se ganaba una Copa era algo que en Barcelona no se celebraba. Es un poco la tiranía de Messi, que nos ha hecho creer que cualquier título se antojaba como una cosa menor, incluso hubo un momento en el que las Ligas parecían una costumbre cuando históricamente es una excepción. Si este año se logra uno de los trofeos en juego, no te digo nada si son los dos, se celebraría mucho ya que a principio de temporada la mayoría de la afición se conformaba con la salida de Bartomeu del club y con poder entrar en la Champions.

En 2009, 2012 y 2015 el Athletic fue un poco la víctima propiciatoria del Barcelona. Sin embargo, ahora, tenemos el reciente precedente de una Supercopa con feliz recuerdo para los rojiblancos…

Sin duda. Además creo que el añadido de Marcelino le ha dado un plus al Athletic y creo que estamos ante una final que se va a decidir por detalles y creo que para el Barcelona va a ser un enemigo duro de roer.

La final se jugará sin espectadores y lo harán dos entidades con una identidad muy fuerte, ¿cómo cree que puede influir la pandemia en la relación de los hinchas con los clubes?

Yo creo que cuando de verdad estemos después de la pandemia, cuando de verdad se puedan llenar los estadios, yo creo que se va a vivir un momento de euforia absoluta. Al igual que ocurre después de las guerras, a nivel sociológico es lo que suele ocurrir con la humanidad, cuando venimos de un momento de crisis absoluta digamos que sale la euforia. En su momento fueron “los felices años 20” y esperemos que ahora ocurra lo mismo en el siglo XXI. Es lo que quiero creer, espero que lo podamos saborear mucho más cuando volvamos a los estadios.

Por otra parte, sobre todo en Barcelona, el estadio se ha convertido un poco en un parque de atracciones. Está muy bien que los turistas disfruten del Athletic o del Barça, pero quizá el porcentaje hace que se pierda un poco esa identidad que tenían antiguamente los estadios y creo que después de la pandemia es algo que se recrudecerá un poco más.