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MOSCÚ

Putin advierte a Occidente con cruzar «líneas rojas»

El presidente ruso, Vladimir Putin, criticó ayer la apliación de sanciones «ilegales« y advirtió a Occidente de que lamentará cualquier provocación de que el Kremlin responderá de manera «asimétrica, rápida y dura» si algún país decide cruzar «líneas rojas». Su discurso ante las dos cámaras del Parlamento coincidió con nuevas protestas para reclamar la excarcelación del opositor Alexei Navalni, en huelga de hambre desde finales de marzo.

Vladimir Putin advirtió ayer a Occidente de que «no traspase las líneas rojas» con Rusia, en medio de crecientes tensiones después de semanas de denuncias por parte de EEUU y de la Unión Europea (UE) por el despliegue de tropas rusas en la frontera con Ucrania y por el encarcelamiento del opositor Alexei Navalni.

En su discurso anual sobre el estado de la nación ante la Asamblea Federal, el presidente ruso aseguró que Occidente «lamentará como hace mucho que no lo hacen» cualquier provocación contra los intereses de Rusia, y adelantó que la respuesta será «asimétrica, rápida y dura».

«No cesan los actos inamistosos contra Rusia. Los intentos por cualquier motivo o incluso sin motivo de acusar a Rusia se han convertido entre algunos países en una especie de deporte», afirmó Putin, quien indicó que Moscú se comporta de manera «contenida» y «a menudo» no responde a esos actos. «Pero espero que nadie decida cruzar la llamada línea roja en las relaciones con Rusia», señaló Putin, quien instó a no confundir «las buenas intenciones» del Kremlin con «debilidad», en la sala del Manezh ante ministros, diputados, senadores y jefes regionales, donde dejó claro que será el Kremlin el que decidirá en «cada caso» dónde está el límite de paciencia de Moscú.

Su portavoz, Dmitri Peskov, precisó a las agencias de noticias rusas que Putin se refería a los intereses de Moscú, a la injerencia en la política interna y a cualquier declaración «insultante» para el país.

Rusia ha sido objeto de sanciones occidentales por el conflicto en Ucrania, la represión de la oposición y acusaciones de ciberataques, espionaje e injerencias. Y siempre ha respondido.

La pasada semana, Moscú impuso sanciones y expulsó a diez diplomáticos de EEUU, en respuesta a una medida similar de Washington, entre otras cosas, por injerencia en las elecciones presidenciales de 2020 en las que fue elegido Joe Biden.

Además, protagonizó un conflicto con la República Checa, que acusó a Moscú de estar implicada en la explosión de un depósito de armas en 2014 en el que murieron dos personas. Praga expulsó a 18 diplomáticos rusos y Moscú respondió declarando «persona non grata» a veinte diplomáticos checos.

Putin, que dedicó casi toda su intervención a la pandemia y la situación socioeconómica del país. Señaló que Rusia, que está en recesión, cerró el primer trimestre con una caída del 1,3% del PIB. Los ingresos reales de los rusos han aumentado en febrero un 2% en términos interanuales, pero el número de desempleados se ha incrementado un 16,4% interanual en marzo.

Unos 17,8 millones, un 12,1% de la población, tienen ingresos inferiores al nivel de subsistencia (11.653 rublos: 126 euros). En este contexto, prometió medidas de apoyo a las familias.

Eludió mencionar el aumento de la presencia militar en la frontera con Ucrania, que ha causado en las últimas semanas una escalada de tensión en el Donbass.

El único asunto internacional que abordó fue el «intento de golpe de Estado y asesinato del presidente de Bielorrusia», revelado el pasado fin de semana por los servicios de seguridad de ambos países. Putin denunció el silencio occidental.

Mano tendida

En cualquier caso, Putin tendió una mano a la llamada comunidad internacional, al invitar a los cinco Estados nucleares –además de Rusia, EEUU, Gran Bretaña, Estado francés y China– a abordar la cuestión de la estabilidad global y estratégica.

Como era de esperar, Putin no dijo ni una palabra sobre la situación de Alexei Navalni, encarcelado y en huelga de hambre desde el 31 de marzo para protestar contra sus condiciones de detención. Sus simpatizantes convocaron manifestaciones en un centenar de ciudades este miércoles a las 19.00 de los nueve husos horarios que abarca el país, con el objetivo de hacerlas coincidir con el día del discurso presidencial, pero la respuesta en las regiones fue menor.

Miles de personas se reunieron en Moscú, donde hubo al menos una veintena de arrestos. El mayor número de detenciones se produjo en San Petersburgo, con al menos 351.