Una de las facciones rebeldes más importantes de Myanmar, muy combativa contra la Junta Militar desde el golpe de Estado del 1 de febrero, se apoderó ayer de una base militar en Thaw Le Hta, cerca de la provincia tailandesa de Mae Hong Son, lo que auguraba una nueva serie de violentos choques con el Ejército, que no tardó en lanzar ataques aéreos contra zonas controladas por la guerrilla karen en la frontera con Tailandia.

Las tensiones entre los militares y algunos grupos armados se intensificaron desde el derrocamiento el 1 de febrero del Gobierno civil liderado «de facto» por la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi.

En la madrugada de ayer, «nuestras tropas han tomado esta base» situada en el estado de Karen (sureste), aseguró a AFP Padoh Saw Taw Nee, uno de los líderes de la Unión Nacional Karen (KNU), que no precisó si hubo víctimas. La guerrilla se incautó de decenas de armas de gran calibre, varias rondas de munición y artefactos explosivos, entre otros materiales del Ejército,

El portavoz de la Junta Militar, Zaw Min Tun, confirmó el ataque e indicó que «se tomarán medidas» contra la Brigada 5 de la KNU que llevó a cabo el asalto.

El ataque del Ejército se produjo sobre las regiones de Bwa Der y Dar Gwin, confirmó a Efe Dave Eubank, de la ONG Free Burma Rangers, que dijo desconocer la existencia de víctimas mortales.

Refugio de opositores

La KNU afirma albergar en el territorio que controla a unos 2.000 opositores al golpe de Estado que han huido de las ciudades del país, escenarios de la brutal represión de las fuerzas policiales y militares, que ha dejado ya al menos 750 civiles muertos.

El pasado 27 de marzo, esta guerrilla ya se apoderó de una base militar en Thi Mu Hta, en una operación en el que murieron diez soldados.

El Ejército respondió entonces con ataques aéreos contra los bastiones de la KNU, por primera vez en veinte años en esta región. Unos 24.000 civiles se vieron obligados a abandonar sus hogares.

Desde la independencia de Myanmar en 1948, muchas guerrillas étnicas luchan contra el Gobierno central para obtener más autonomía, el acceso a los recursos naturales o a una parte del negocio del tráfico de droga.

A partir de 2015, el Ejército alcanzó un acuerdo nacional de alto el fuego con diez de ellas, incluida la KNU. Pero, ante la represión contra los manifestantes antigolpistas, algunas amenazaron con retomar las armas.