EDITORIALA

Frenar las macrogranjas antes de que sea tarde

La sociedad Valle de Odieta promovió una macrogranja en Caparroso con 3.600 cabezas de ganado para la que, posteriormente, logró en los tribunales un permiso de ampliación hasta las 7.000 cabezas. A ese primer proyecto siguió otro todavía mayor en la localidad soriana de Noviercas, cerca de la muga con Nafarroa, en el que pretendía construir una macrogranja para 23.000 cabezas de ganado, es decir, tantas como toda la cabaña vacuna de Nafarroa. Este simple dato da una idea exacta de la catástrofe que este proyecto puede suponer para los ganaderos de todo el herrialde, pero también para el empleo rural y para el mantenimiento de la población en los pueblos. Y todo ello sin contar el impacto en el medio natural por el abandono de las explotaciones, el aumento del tráfico con suministros para la macroinstalación y los problemas que genera el tratamiento de semejante volumen de detritos.

Anteayer, la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) denegó el permiso para realizar sondeos de agua en Noviercas, señalando que el proyecto carece de agua y el volumen que exige es incompatible con el plan hidrológico. Una decisión que muestra la esencia de estas macroestructuras: succionar los recursos del medio colindante –no solo el agua– hasta transformarlo en un desierto. Son proyectos que nada tienen que ver con la sostenibilidad y mucho con la explotación de animales, trabajadores y medio ambiente. Lo más grave del asunto es que a falta de una legislación que establezca los límites económicos, sociales y medioambientales que deben respetar estos proyectos, los tribunales se inclinan por permitirlos en nombre de la libertad de empresa. El Parlamento de Nafarroa llenó ayer, en cierto modo, este vacío al aprobar un cambio en la ley foral de sanidad animal que abre una moratoria de un año a la implantación de macrogranjas.

Los macroproyectos comerciales ya han destrozado el comercio local. Ahora pretenden arrasar una agricultura y ganadería frágiles y un medio rural descapitalizado. Hay que tomar medidas, antes de que sea demasiado tarde.