Trabajadores del sector de la salud, de empresas públicas y de otras áreas se sumaron ayer a una huelga general sanitaria en Chile, convocada por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), en protesta por la gestión del Gobierno de la pandemia.

Los convocantes esperaban movilizar a cerca de 35.000 personas en todo el país para visibilizar su descontento con las políticas del Ejecutivo, en la víspera del Día Internacional de los Trabajadores. Desde primera hora de la mañana se llevaron a cabo concentraciones frente a centros de trabajo, como en el Hospital Barros Luco de la capital del país, y manifestaciones.

En una de ellas, la Policía detuvo a diez líderes sindicales que intentaron entregar una carta con sus reclamaciones a la Presidencia del país. Las autoridades aumentaron el despliegue policial a pesar de que ante la pandemia los convocantes pidieron evitar aglomeraciones. «No podemos quedar impávidos frente a una autoridad que ha aprovechado la pandemia para precarizar las condiciones laborales», denunció la presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa.

A las quejas por las ayudas económicas para enfrentar la crisis económica se sumó el malestar por el rechazo del Gobierno chileno contra el proyecto aprobado en el Congreso que permite un tercer retiro anticipado del 10% de sus fondos de pensiones para aliviar su situación económica.