Aritz INTXUSTA
IRUÑEA
CRISIS DEL CORONAVIRUS

No faltarán patentes, hay 96 vacunas probándose en humanos

El remedio contra el coronavirus no siempre será un bien escaso, como lo es ahora. En la actualidad, 96 vacunas se están testando en humanos, lo que puede derivar en cuestión de meses en decenas de fórmulas para proteger de la enfermedad, de titularidad pública y privada y en manos de distintos países.

Aunque a la ciudadanía le maree tanta marca y tanto RNA mensajero, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha validado muy pocas vacunas contra el coronavirus. Pero esto podría cambiar si las compañías y los estados que hoy van un poco retrasados completan las fases de desarrollo de sus vacunas con éxito. Evidentemente, no todas las vacunas las superarán, bien sea porque el preparado no tenga el efecto esperado, por los efectos adversos o porque se queden sin fondos para completar el camino, pero lo esperable es que varias sí que lo consigan.

El panel de control de la OMS solo recoge seis vacunas en fase 4 (revisión de datos de protección y efectos adversos en una vacunación real con un producto ya aprobado). Se trata de las que actualmente se emplean en la UE: Pfizer, AstraZeneca, Moderna y Janssen, a las que hay que sumar dos de virus inactivado de institutos chinos.

Según este documento oficial, Sputnik V aún figura como en fase 3, al igual que la vacuna india de Bharat Biotech, conocida como Covaxin, que también se está empleando a gran escala en ese país debido a su complicadísima situación epidemiológica.

Esto supone que hay ocho vacunas funcionales, mejores y peores, a día de hoy. Y en principio, no debería acabar este mes sin que le llegue el visto bueno de Europa y Estados Unidos a Novavax, la siguiente en importancia. Será un hito trascendente, aunque no porque se trate de una compañía de gran tamaño, pues ya no lo es. Novavax era una de las grandes, pero pasó apuros hace cinco años, cuando fracasó en su empeño de hallar un remedio contra el VRS del que no se ha recuperado.

Lo que hace interesante a la vacuna de Novavax es la tecnología que emplea, pues la fórmula de las unidades de subproteína es una forma de vacuna clásica, por lo que hay industria para fabricar relativamente rápido y barato. De hecho, la de unidades de subproteína es la teconología por la que apuestan la mayoría de las vacunas que se prueban a día de hoy humanos.

Como hay tanta prisa por desarrollar vacunas (y, en consecuencia, tanto dinero invertido), las fases se solapan y a veces es complicado dar un número exacto de vacunas en fase 3 y definir cuándo podría finalizar esta última fase de evaluación.

Si tomamos como referencia vacunas que no solo hayan empezado la fase 3, sino que ya dispongan de algún estudio de medición de resultado (aunque no sea definitivo), el documento de la OMS recoge otras trece, además de las que ya se emplean.

En este punto estarían la Abdalá cubana, la que está reformulando la multinacional GSK-Sanofi o Curevac (con la que la UE ya ha firmado un precontrato). Hay también otros productos chinos e incluso un proyecto de vacuna kazajo se encuentra en esta fase tan avanzada.

Todas estas vacunas, en principio, podrían estar en posición similar a las vacunas actuales para solicitar su aprobación de emergencia este mismo año (si no es en cuestión de semanas o durante el verano), aunque habría que ver si las principales reguladoras (la FDA americana o la EMA europea) entienden que, habiendo productos válidos, se deben seguir facilitando aprobaciones de tipo excepcional.

El turno de las vacunas clásicas

Hasta ahora, solo han sido aprobadas en Occidente vacunas que utilizan fórmulas novedosas (ARN y virus vectores), lo que supone un plus de dificultad para su fabricación en masa. De las 96 vacunas que se prueban ahora mismo en humanos, usan ARN mensajero un 16% y optan por virus vectores otro 15%. Frente a esto, la tecnología de las unidades de subproteína se emplea en un 31% de las vacunas, y las de virus inactivado (la más tradicional), en un 14%. Existen otros caminos, pero en porcentajes mucho menores.

Visto este escenario, el pronunciamiento de EEUU sobre la suspensión de patentes es una buena noticia, pero no la panacea. Ya hay otros países, como China o Cuba, dispuestos a liberar la fórmula de sus vacunas.

La propia dinámica capitalista puede hacer que el precio de las patentes caiga por efecto de la pura competencia. Lo que hoy vale mucho, porque hay poco, mañana valdrá menos, porque hay más donde elegir.

En fase preclínica, es decir, experimentando con ratones y primates, hay otros 184 proyectos de vacuna. En este segundo bloque es donde aparecen las vacunas más avanzadas desarrolladas en el Estado español.