GARA
LISBOA

Se activa el debate sobre fiscalidad a corporaciones en una tasa del 15%

La disposición de EEUU a aceptar un impuesto mínimo de «al menos el 15%» sobre los beneficios de las multinacionales en todo el mundo en vez de una tasa del 21% como inicialmente había planteado ha dado un nuevo impulso a las negociaciones. Bruselas aseguró que «podría ser un paso adelante» para lograr un acuerdo mundial.

La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) debate sobre un nuevo sistema fiscal global adaptado al mundo digital y las multinacionales. La discusión pivota sobre dos pilares: asignar un porcentaje de los beneficios de las empresas, en particular, de las digitales a ciertas jurisdicciones para que paguen impuestos donde operan, aunque no tengan presencia física; y establecer un mínimo de tributación efectiva para las multinacionales a nivel global para evitar que trasladen sus beneficios a paraísos fiscales o jurisdicciones con legislaciones más laxas.

El Tesoro de EEUU se muestra ahora dispuesta rebajar seis puntos su tasa inicial del 21%, subrayando que «el 15% es un suelo y que las discusiones deben continuar siendo ambiciosas y elevar esa tasa».

Considera que con «un impuesto global corporativo a cero a día de hoy se ha producido una carrera a la baja» en las tasas impositivas, lo que socava la capacidad de los países de incrementar los ingresos para hacer las inversiones necesarias.

La OCDE, que reúne a 36 países, espera alcanzar un principio de acuerdo en la reunión de Finanzas del G20 de los próximos 9 y 10 de julio en Venecia, y después en una reunión final en octubre.

Para el ministro italiano de Finanzas, Daniele Franco, «la perspectiva de alcanzar una solución global (...), una reforma fiscal internacional es ahora concreta».

Italia, que preside actualmente el G20, está realizando «todos los esfuerzos» para lograr un acuerdo en julio.

Si las negociaciones llegan a buen puerto, París ya ha declarado que se adoptará una directiva europea al respecto en el primer semestre de 2022, durante la presidencia francesa de la Unión Europea.

«Gran paso adelante»

«Podemos vivir con el 15%, pero la cuestión clave es definir un marco global para el impuesto digital y para un impuesto mínimo y alcanzar un compromiso político a más tardar en el G20 a principios de julio en Italia», indicó el ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, antes del inicio de la reunión informal de ministros de Economía de la Unión Europea celebrada el viernes en Lisboa .

Más entusiasta se mostró su homólogo alemán, Olaf Scholz, al considerarlo como un «gran paso adelante», la misma definición utilizada por el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni. «Más que un retroceso podría ser un paso adelante en el camino para alcanzar un acuerdo», declaró.

Consideró, por ello, «bastante posible» alcanzar un acuerdo en la próxima cita del G20.

Paraísos fiscales

Una tasa del 15% sería una revolución para los paraísos fiscales, los países que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos denomina «jurisdicciones sin impuestos o con impuestos insignificantes», como Bahamas, Islas Vírgenes Británicas, Jersey, Guernsey o Emiratos Árabes Unidos, entre otros. Estos estados juegan un papel importante en los llamados procesos de «optimización fiscal», a menudo legales, que consisten en trasladar los beneficios a través de un complicado sistema de filiales, cánones y licencias, entre otros mecanismos, hasta lograr tasas impositivas bastante más bajas.

Desde hace años hay en marcha negociaciones en la OCDE para fijar una tasa armonizada sobre los beneficios de las multinacionales y captar mejor las ganancias de los gigantes de internet.

Estas complejas negociaciones tomaron un nuevo impulso con la llegada a la Casa Blanca de Joe Biden. Desde entonces, ha puesto en cuestión los tabúes económicos asentados en Estados Unidos desde la década de 1980 al apostar por una destacada intervención estatal y un refuerzo de los endebles sistemas de bienestar social.

Para sufragar este alud de gasto público, Biden plantea una subida de impuestos para las grandes empresas, con un alza de la tasa impositiva del 21% actual al 28%, y limitar las maniobras de evasión a través de paraísos fiscales. Además, pretende aplicar un impuesto mínimo del 15 % sobre los ingresos contables, los que reportan a los inversores, a diferencia de los ingresos que se reportan a la Hacienda estadounidense.