EDITORIALA

Enfangando el debate político pierde el país

El Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco ha remitido a la Fiscalía documentación sobre las críticas políticas y campañas de Ernai a la Ertzaintza. Recientemente, una concentración pacífica convocada por esa organización juvenil terminó con sesenta heridos por varias cargas policiales y con ocho personas detenidas. Al menos cuatro jóvenes requirieron asistencia sanitaria. Sin embargo, el departamento que dirige Josu Erkoreka, además de rechazar cualquier crítica a esta actuación, ha considerado que la campaña de Ernai puede constituir un delito de odio contra la Ertzaintza. Lo cierto es que se han dictado varias sentencias que señalan que los cuerpos policiales no pueden ser considerados «grupos vulnerables». Por lo tanto, no cabe considerar delito de odio las críticas y manifestaciones contra la Policía.

No es serio que la Ertzaintza primero haga persecución política y luego juegue al victimismo. Como no lo es que Erkoreka apoye actuaciones indefendibles de sus policías, censure la campaña de la organización juvenil sin responder a ninguna de sus críticas y ataque a EH Bildu, a la que reprocha que se presente como alternativa de gobierno y al mismo tiempo critique a la Ertzaintza. ¿Acaso no se les puede criticar? ¿No se pueden pedir responsabilidades por esa violencia gratuita? ¿No se puede plantear otro modelo policial? Siguiendo con sus obsesiones, acusa a Sortu de ser el instigador de la campaña. Una estrategia de desgaste a la que se ha unido, solícito, el sindicato policial Esan.

En vez de atender las necesidades que tiene en este momento tan complicado la juventud vasca, o de entablar un diálogo civilizado sobre el modelo policial y los valores democráticos que deben presidir su funcionamiento, el PNV está enfangando el debate. Lo mismo han hecho en Azpeitia con Corrugados. De paso, tapan los problemas en la gestión de la pandemia. Tal vez crean que pueden salir limpios del lodazal en el que se están metiendo. De lo que no cabe duda es de que de esta manera se degrada el debate político y el que seguro que sale perdiendo es el país.