Estamos en la situación esperada: la extrema derecha española se españoliza todavía más, se vuelve tremendista, hiperventila de manera exagerada y embiste como si fuera un morlaco cinqueño al que le han quitado el trapo rojo y solamente distingue bultos en su propio laberinto en busca de la salida a la nada. O al golpismo de verdad, no al teórico, ni al virtual, ni al inventado por las policías patrióticas españolas, la fiscalía patriótica y de derechas y los tribunales adocenados e ideologizados que tienen un único objetivo: construir un tigre de papel timbrado que solamente consume odios y vísceras putrefactas. 

Recursos para judicializar las decisiones políticas. Es la constatación fehaciente de un estado de excepción jurídico en donde las huestes de la extrema derecha española bien colocadas en los tribunales van corrompiendo de manera determinada todo vestigio de justicia reparadora y libre de partidismo. Si estos títeres del Gran Poder se muestran tan ensoberbecidos anunciando la presentación de recursos contra los tímidos y capciosos indultos, es que alguien en el entramado judicial del perpetuo golpe a la democracia les ha dado alguna garantía de que pueden prosperar. Atentos a los nuevos acontecimientos.

Como se están usando palabras gruesas, se ha rescatado el catálogo de los insultos, los conceptos más reaccionarios, las descalificaciones más indignas, crece el ataque a la razón, a la democracia y al régimen parlamentario. Estas exageraciones y excesos de la caverna, precisamente en el solsticio de verano, adquieren rango de miseria política histórica. Buscan reventar la convivencia e instaurar la asfixia democrática general. Le vendría bien que se le metiera su constitucionalismo de pulsera rojigualda en supositorios Premium. Ignorancia y sectarismo involucionistas. Oprobioso