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puerto príncipe

La muerte a tiros de Moise ahonda la crisis en Haití

El primer ministro interino de Haití, Claude Joseph, declaró ayer el estado de sitio en el país después de que un grupo de hombres armados matara a tiros al presidente, Jovenel Moise, en su residencia e hiriera de gravedad a su esposa. El magnicidio ha llevado al límite la grave crisis que atraviesa el país más pobre del continente desde febrero y amenaza con crear un vacío de poder, ya que el presidente llevaba más de un año gobernando por decreto tras la suspensión del Parlamento.

El frágil equilibrio político que arrastra Haití desde hace años terminó de saltar por los aires ayer con la muerte a tiros en su residencia de su presidente, Jovenel Moise. El primer ministro interino, Claude Joseph, asumió las riendas con un golpe sobre la mesa en forma de estado de sitio y llamando a la calma y a la unidad en favor de la «continuidad» de la poca institucionalidad que queda en el país más pobre de América Latina.

Según el Gobierno, sobre la 1.00, hora local, Moise, de 53 años, fue «herido mortalmente» en un asalto a su residencia privada. Su esposa, Martina Moise, resultó gravemente herida. Las autoridades atribuyeron el ataque a un «grupo de individuos no identificado» que hablaban español e inglés.

Desde mediados de 2018, Haití atraviesa una grave crisis política y social, y desde hace semanas también de seguridad debido a la violencia entre bandas criminales vinculadas al narcotráfico, por el control de las calles –solo en junio se han producido más de 150 homicidios y 200 secuestros en el área de Puerto Príncipe–. El momento más tenso fue el pasado 7 de febrero, cuando Moise acusó a la oposición de tratar de organizar un golpe de Estado con el apoyo de los jueces que contemplaba un ataque a su residencia y su ejecución.

Desde ese mes, el país ha sido escenario de masivas protestas contra del mandatario y una creciente violencia en el país, que está luchando por alcanzar la estabilidad desde la caída de la dictadura de los Duvalier en 1986.

Conforme la crisis se agravaba, Moise se fue granjeando enemigos entre familias adineradas que controlan negocios clave, como la energía, la telefonía o la banca, a los que responsabilizó de la corrupción sistémica y de la inestabilidad crónica en el país.

Cuando fue elegido presidente, Moise se comprometió a acabar con la rampante corrupción, pero en poco tiempo algunos de sus colaboradores fueron objeto de acusaciones de malversación de fondos. Él mismo tuvo dificultades para explicar el destino del dinero obtenido en el marco del programa Petrocaribe.

Recientemente también se ganó enemigos entre las poderosas bandas criminales que controlan suburbios pobres de Puerto Príncipe, y cuya violencia se recrudeció a comienzos de junio.

Vacío de poder

El magnicidio de ayer ha llevado al límite la crisis en Haití y amenaza con provocar un vacío de poder, ya que el presidente llevaba ya más de un año gobernando por decreto ante la ausencia de un Parlamento electo. De hecho, parte de la oposición exigía su dimisión argumentando que su mandato expiró el pasado febrero, a los cinco años de las caóticas elecciones de 2016 –que acabaron siendo anuladas–, y no en febrero de 2022, como mantenía Jovenel Moise, que asumió el cargo en febrero de 2017.

Los partidos opositores, sobre todo de izquierda, trataban de «dictador» a Moise, en especial por el polémico modo en que gobernó a golpe de decreto desde la clausura del Legislativo.

En este contexto, debido a una creciente inconformidad de la ciudadanía contra su Gobierno y tras dos aplazamientos, el presidente convocó para el 26 de setiembre nuevas elecciones presidenciales, legislativas –en las que Moise no podía ser candidato– y un polémico referéndum para modificar la Constitución y reforzar la figura del jefe del Estado, iniciativa que no contaba con el apoyo de la oposición ni de la comunidad internacional.

En caso de muerte del mandatario, la Constitución establece que el Consejo de Ministros, encabezado por el primer ministro, ejercerá el poder ejecutivo hasta la elección de su sucesor. Si la muerte se produce en el cuarto año de mandato, la Asamblea Nacional debe elegir a un nuevo jefe de Estado que cumpla el mandato del fallecido, pero desde enero de 2020 el Parlamento está clausurado debido al aplazamiento de las elecciones, que debían haberse celebrado en 2019.

La incertidumbre se ha extendido también al Gobierno, cuyas riendas asumió de forma interina Joseph en abril, aunque el pasado lunes Moise designó como nuevo primer ministro a Ariel Henry, ex responsable de Interior, ante el grave problema de inseguridad en el país. Pero no había asumido todavía el cargo.

Crisis humanitaria

La crisis política y de seguridad en el país, muy dividido políticamente, ha derivado también en un empeoramiento de la situación humanitaria, especialmente en la zona de Puerto Príncipe, donde más de 18.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares por el repunte de la violencia, 14.700 de ellas en el último mes, según datos de la ONU, que ha advertido de que la violencia complica el reparto de la ayuda y ha dejado con poca o ninguna asistencia a miles de personas. Además, Haití es uno de los pocos países del mundo que aún no ha recibido ni una sola dosis de las vacunas anticovid.

La prudencia y la confusión se mezclaban ayer en las calles de la capital, a la espera del desarrollo de los acontecimientos.

La condena internacional, de líderes mundiales y organismos, fue unánime y la vecina República Dominicana cerró los cuatro pasos fronterizos con Haití.