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BEIRUT

Israel vuelve a atacar el sur de un Líbano hundido en la crisis

Israel atacó de nuevo el sur de Líbano en respuesta al lanzamiento de cohetes por parte de Hizbulah. Aunque el Ejército israelí advirtió de su disposición para «cualquier operación», descartó que se mantenga la escalada, al estimar que la milicia chií libanesa evitó atacar zonas pobladas y que busca reforzar su autoridad en el país vecino. El intercambio de ataques agita aún más un Líbano ya sumido en una caótica situación política, económica y social.

El Ejército de Israel volvió a atacar ayer con artillería el sur de Líbano en respuesta al lanzamiento de cerca de 20 proyectiles por parte del partido-milicia chií Hizbulah. Aseguró haber golpeado los puntos de lanzamiento de cohetes tras publicar un vídeo sobre el momento del disparo de los proyectiles, la mayoría de los cuales fueron interceptados por los sistemas de defensa antiaérea El resto cayó en terrenos despoblados y territorio libanés.

Hizbulah reclamó la autoría del lanzamiento de los cohetes en una respuesta, a su vez, a los bombardeos ejecutados el jueves por el Ejército de Israel.

«No toleraremos ninguna agresión contra los civiles israelíes y seguimos preparados para cualquier situación operativa», advirtió el Ejército israelí, aunque destacó que Hizbulah disparó «específicamente lejos de zonas pobladas», concretamente hacia una área disputada entre Israel y Líbano en el Golán.

«No tenemos interés en intensificar el conflicto o iniciar una guerra, pero no permitiremos que la zona fronteriza se convierta en una línea de frente activa», insistió.

En este sentido, opinó que los disparos de ayer son un intento de Hizbulah de demostrar que controla la región del sur de Líbano después de que una facción palestina disparara el miércoles proyectiles contra Israel.

Por su parte, el Ejército libanés detuvo a cuatro personas por el disparo de estos cohetes y se incautó de la lanzadera usada en la operación.

«Las unidades del Ejército desplegadas sobre el terreno, en coordinación con la Fuerza Provisional de Naciones Unidas para Líbano (Finul), están adoptando las medidas de seguridad necesarias para restaurar la calma en la zona», señaló.

El actual mandato de la Finul, entre cuyos cometidos está vigilar el cese de hostilidades tras la guerra librada por Israel y Hizbulah en 2006, expira a finales de este mes y las autoridades libanesas ya han pedido una extensión.

Ya a finales de julio el Ejército israelí realizó disparos de artillería contra territorio libanés en respuesta al lanzamiento de dos cohetes contra el país. Estos intercambios fueron precedidos de ataques israelíes contra posiciones de milicias iraníes en Siria. Aunque no se agravara, la escalada agita más un Líbano que roza el colapso, azotado por una grave crisis económica, con la inflación disparada y con escasez de productos básicos, medicinas y combustible; mientras perdura el bloqueo político a la espera de la formación de un nuevo Gobierno. La crisis, que también afecta al propio Ejército libanés y arrastrada durante años, se agudizó tras la explosión en el puerto de Beirut hace un año. La población percibe la situación como un reflejo de la mala gestión, la corrupción y la el sistema de político sectario. Según Acción contra el Hambre (ACH), la mitad de la población de Líbano vive bajo el umbral de la pobreza.

La escalada también coincide con el recrudecimiento de las tensiones entre Israel e Irán en torno a un ataque en el mar de Omán contra un petrolero gestionado por la empresa de un millonario israelí.