EDITORIALA
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Compromiso con la comunidad y la tierra

La asociación Lurzaindia y el sindicato ELB decidieron ocupar una finca agraria en Arbona el pasado 23 de junio. El terreno de 15 hectáreas había sido vendido por tres millones de euros en una operación claramente especulativa, hasta el punto de que ni el dueño ni el comprador viven en Euskal Herria. Además de la denuncia, los ocupantes formularon una propuesta para corregir la pérdida de tierra agrícola. La ocupación acaba de cumplir cincuenta días, durante los cuales ha recibido un amplio apoyo que incluye, entre otros, a la propia Mancomunidad Vasca, a cerca de 80 alcaldes y casi 30.000 firmas. A pesar de ello, continúan sin respuesta. En cualquier caso, están decididos a mantener la movilización hasta que consigan sus objetivos.

A pesar de la cerrazón, los agricultores y ganaderos han hecho una propuesta razonable para defender las tierras agrícolas sin que la vivienda sufra menoscabo alguno. Proponen que 11,5 hectáreas de la finca se reserven para que sean utilizadas para labores agrícolas, y que las restantes 3,5 hectáreas se adjudiquen a la vivienda. De este modo, la casa mantendría su entorno natural y el resto de los terrenos podría ser utilizado para la agricultura, en un territorio en el que el déficit de tierras cultivables es enorme debido, sobre todo, a la presión del turismo y de la especulación urbanística. Y tal vez por esa razón, los especuladores no quieran dar su brazo a torcer. Aceptar la propuesta supondría reconocer el carácter especulativo de la operación, al tiempo que abriría un camino para que la tierra fértil se utilice en función de su vocación agraria, algo que por extensión complicaría muchas operaciones cuyo único fin es extraer plusvalías del suelo.

Una acción contundente, pero al mismo tiempo didáctica, en defensa de la tierra y de la soberanía alimentaria, pilares básicos para enfrentar de manera práctica la actual emergencia climática. Un gran ejemplo de compromiso con la comunidad y con el medio ambiente.