EDITORIALA

Valcaldera, 85 años y 52 cuerpos desaparecidos

El 23 de agosto de 1936, hace ayer 85 años, 53 presos salieron de la cárcel de Iruñea pensando que recobraban la libertad. Los bajaron del camión en Cadreita y los fusilaron en el corral de Valcaldera, donde ya estaba cabada la fosa en la que iban a ser arrojados sus cuerpos. Mataron a 52 de los presos y conocemos lo ocurrido porque Honorino Arteta, músico de izquierdas de 24 años, salvó la vida de milagro y pudo contarlo. El homenaje anual que organiza la Asociación de Familiares de Fusilados de Nafarroa en 1936 (AFFNA-36-NAFSE) pudo afortunadamente retomarse ayer tras la suspensión forzada por el covid-19 el verano pasado.

La matanza de Valcaldera, una de las mayores perpetradas por los fascistas durante la Guerra del 36 en Euskal Herria, recobra así su espacio en la agenda pública, de donde es importante que no desaparezca jamás. Lo es por diversos motivos, entre los que constan tanto el cuantitativo (son 52 vidas segadas en un instante) como el cualitativo: eran presos políticos a los que se ejecutó sumariamente, sin siquiera una farsa de juicio, y haciéndoles creer que iban a ser liberados. El modo de proceder de los fusilamientos de Valcaldera revela, sin adorno ni maquillaje alguno, la naturaleza criminal de los cimientos del franquismo, todavía no purgados más de ocho décadas después. Que hayan hecho falta 85 años para que el lugar sea debidamente señalizado como un lugar para la memoria lo dice prácticamente todo. Con todo, es una buena noticia.

Pero si hay algo que obliga a mantener en la memoria la matanza, son los cuerpos desaparecidos. Esos 52 cadáveres siguen sin aparecer. El régimen franquista no tuvo suficiente con despojarles la vida, sino que años más tarde los secuestró para amontonarlos, junto a otros miles, en el Valle de los Caídos. Los esfuerzos por identificarlos entre los restos sacados de aquel lugar e inhumados en un cementerio próximo a Corella en 1979 no han dado frutos hasta la fecha. Es responsabilidad del Estado español que no hagan falta otros 85 años para encontrarlos.