Amparo Lasheras
Periodista
AZKEN PUNTUA

Después del verano... ¿qué?

El final del verano se acerca y tengo la impresión de que no ha sido una estación sino más bien una ráfaga que quiso ser veraniega y vino cargada de desastres sociales y fracasos políticos. Esto refuerza la idea de que el otoño y todo el ciclo estacional de los años que están por llegar va a ser duro, muy duro, aunque la frivolidad que impera en el análisis a pie de calle nos impida verlo. Y no lo digo yo, lo dicen los informes internacionales sobre la pobreza, el cambio climático, la pandemia, la desigualdad etc., incluso sobre las crisis políticas y el avance del fascismo. El otro día al despedirme de un amigo le comenté, «la Historia va muy deprisa». Y él me contesto, «sí pero lo esencial no cambia». Y es verdad. Los acontecimientos que empeoran la vida se mueven deprisa y, a la hora de reflexionar, el debate se hace con tanta superficialidad y tan poco compromiso que, en la discusión, nunca se llega a la causa final por vieja o nueva que sea. El capitalismo aprieta y, por el contrario, el movimiento social y popular, envuelto en cualquier idea transversal y posmodernista, acapara las redes sociales al mismo tiempo que quita contenidos y objetivos comunes a la presión popular. Así, resulta muy difícil que surja una alternativa que afronte la realidad y defienda con firmeza que en cualquier lucha la conciencia de clase es tan necesaria como el agua.