Las primeras horas del domingo fueron sangrientas en Palestina. Cinco palestinos fueron tiroteados a muerte, al parecer en un operativo de arresto, en Jenin y Jerusalén. Según informó el portavoz del Ministerio de Sanidad de la Autoridad Palestina, Mohammad Hlayel, tres de las víctimas fueron identificadas por sus familias como Ahmad Zahran, Mahmoud Hmaidan y Zakariya Badwan; los tres fueron abatidos en el pueblo de Biddu, al noreste de Jerusalén.

Poco después se supo que otros dos palestinos, residentes en la aldea de Burqin, suroeste de la ciudad de Jenin, murieron en las mismas circunstancias. Identificados como Osama Soboh, de 22 años, y Yousif Soboh, de 16, ambos cayeron bajo las balas de unidades especiales israelíes que participaban en una operación, según el Ministerio de Defensa israelí, para «capturar a miembros de Hamas».

Tel Aviv reconoció que dos de sus soldados, ambos pertenecientes a la unidad de contraterrorismo Duvdevan, resultaron gravemente heridos. Informó asímismo de varias detenciones y de la incautación de armas, y aseguró que algunos «miembros de Hamas» lograron huir y estaban persiguiéndolos.

Hamas reconoció que tres de los muertos eran militantes de su organización y prometió que habrá venganza.

Tirar a matar

Las mortíferas redadas israelíes se centran particularmente en la zona de Jenin. Allí encontraron hace días a los dos últimos palestinos fugados de una cárcel de máxima seguridad y allí se ha empezado a recibir a tiros a la Policía israelí. La existencia de una resistencia armada es una realidad en zonas como Jenín, lo que Israel no deja de explotar presentándolo como una «infiltración de Hamas», como una amenaza a su seguridad, para así dar rienda suelta a sus letales operaciones.

Esta dinámica de redadas nocturnas y tirar a matar no parece que vaya a tener un próximo final. Por de pronto, Israel confiscó los cuerpos de los tres activistas palestinos que mató en Biddu. Eso irritará más los ánimos, alimentando una espiral que puede descontrolarse.

Para Israel, que Hamas se asiente en Cisjordania es una línea roja que, cmo han declarado sus responsables de Defensa no permitirán que cruce nunca, dando a entender de esta maera que las mortíferas razzias continuarán, sin miramientos.

Khalida Jarrar, parlamentaria del FPLP, deja atrás la cárcel

A sus 58 años, y tras casi dos años de detención administrativa, de encarcelamiento sin juicio ni cargos, la parlamentaria Khalida Jarrar fue puesta en libertad y dejó atrás las cárceles israelíes. En un día trágico y de luto en Palestina por la muerte de los cinco jóvenes, casualidad o cálculo, Israel decidió liberarla. No es la primera vez que lo hace y quizá no sea la última. Han sido tantas las detenciones y tantos los años de prisión administrativa, que su figura tiene un simbolismo y un signicado muy sentido en su pueblo, y para Israel siempre ha sido tentador usarla como rehén.

Una de las referencias de la izquierda palestina, Khalida Jarrar fue encarcelada por un tribunal militar por ser miembro del ilegalizado Frente Popular de Liberación de Palestina. Su caso se mediatizó el pasado mes de julio, cuando una de sus dos hijas, Suha, de 31 años, murió tras complicaciones de salud. Hubo llamamientos masivos a Israel para que liberara a la política palestina para asistir al funeral de su hija, pero Tel Aviv los rechazó. GARA