Iñaki Lekuona
Profesor
AZKEN PUNTUA

Populi

Según un Pablo Casado que cada vez se parece más a un guiñol, Nicolas Sarkozy llegó a la convención del PP como un referente de «buena gestión» que se marchó a París para ser nuevamente condenado por la justicia francesa esta vez en el affaire Bygmalion por financiación ilegal de la campaña electoral por las presidenciales de 2012. Un año le ha caído, pero como la justicia francesa, tal cual la española, no es igual para todos, el expresidente no irá a prisión sino que se quedará recluido en su casa. Desde allí podrá seguir la precampaña de las próximas presidenciales para las que busca crédito Eric Zemmour, un periodista polemista procesado en varias ocasiones por sur comentarios islamófobos y con el que viajó en 2019 a la Hungría de Viktor Orbán a una convención sobre los peligros de inmigración. Años antes, en 2011, Zemmour y su nacionalismo chauvinista habían lamentado que el entonces amado presidente Sarkozy llamara Giulia a su hija en lugar de haberle designado con un apelativo francés. Diez años después, Zemmour, que masca el nombre de Vox Populi al partido por el que sería candidato, ha insistido reclamando que no se autoricen nombres extranjeros a los bebés nacidos en Francia. Parece cosa de caricatura, pero este francés de origen judío-bereber y adalid de los valores cristianos de Francia no es ningún guiñol. Es un populista al que alguien le está dando mucha voz.