Iratxe Álvarez Reoyo e Igor Mera Uriarte
Miembros de la Coordinadora Nacional de ESK
GAURKOA

El tiempo es ahora y la razón somos nosotras

Pasan las semanas, pasan los meses y en Madrid se continúan negociando desde la más absoluta de las opacidades las reformas laborales y de pensiones que van a marcar la vida de millones de personas trabajadoras en Euskal Herria y en el conjunto del Estado español. El mutismo es roto ocasionalmente por alguna fricción que se hace pública, la rajada de turno del ministro Escrivá o las palabras desafortunadas de algún líder político. Poco o nada nos dicen estos hechos, sin embargo, del verdadero devenir de las negociaciones que se están dando tanto en la mesa de diálogo social como entre el Gobierno central y los partidos que le brindan apoyo parlamentario.

Entre tanto, parece que hay quien está dando por amortizados tanto los compromisos políticos que este gobierno de PSOE y Podemos asumió con la ciudadanía y otras fuerzas políticas, así como la necesidad no solo de recuperar los derechos laborales y sociales robados por el gobierno de Rajoy, si no de conquistar nuevos derechos.

La crisis social y económica provocada por la pandemia ha ahondado en una situación social demoledora producto de la gestión neoliberal de la crisis financiera de 2008. Además, estamos en puertas de una nueva crisis, mucho más profunda, donde la emergencia climática va a ser insoslayable. Estamos pues, ante una coyuntura histórica donde la mayoría social, y de manera particular los y las trabajadoras, nos jugamos mucho.

Asistimos con auténtico hartazgo a la dinámica a la que nos aboca la lógica política imperante. La derecha nos roba derechos de un plumazo y sin que les tiemble el pulso (aún nos estremece el recuerdo de los viernes negros de Rajoy); sin embargo, cuando son las izquierdas quienes gobiernan la recuperación de lo robado y el avance en derechos son extenuantemente lentos. Hace unos días el señor Esteban defendió con vehemencia y acierto los intereses de la clase cuyos intereses defiende el PNV: o el decreto que limita los beneficios extraordinarios de las eléctricas se modificaba o estaba en riesgo el propio Gobierno. Cuántas veces hemos soñado con escuchar en el mismo tono a Unidas Podemos, EH Bildu, ERC o Más País... Cuánto echamos de menos más valentía y determinación por parte de quienes recaban nuestros votos desde posiciones de izquierda.

No somos ilusas, entendemos las razones de unas y de otras. Las entendemos, pero no las compartimos. Cuándo serán los derechos de los y las trabajadoras, el sistema público de pensiones o la defensa de un modelo productivo con la vida en el planeta la razón que amenace con tumbar gobiernos. Ni podemos ni vamos a tolerar que se descafeinen promesas electorales y compromisos políticos.

Porque el tiempo es ahora. No está en nuestras manos saber cuánto va a durar el actual gobierno de Pedro Sánchez ni prever los resultados electorales de futuros comicios. Lo que sí sabemos es que los números dan, y esa es una realidad indiscutible. En el Congreso de los Diputados hay correlación de fuerzas suficiente como para condicionar de manera determinante los contenidos de las reformas laborales y de pensiones. Es una oportunidad que no se puede dejar escapar, no podemos permitirnos renunciar a avances netos en materia laboral electoral.

La razón somos nosotras, las personas trabajadoras, los hombres y mujeres de las clases populares. Tras décadas de retrocesos normativos, ha llegado el momento de no conformarnos solo con la derogación de la reforma laboral. Se tienen que limitar las cadenas de subcontratación y garantizar las mismas condiciones laborales y salariales entre empresa principal y subcontratas. Es hora ya, vamos tarde, de erradicar el régimen especial de trabajo del hogar que permite una explotación más propia del siglo XIX que del XXI.

No vamos a entender, no nos van a despistar con meros cambios de nombres. La propuesta que actualmente se baraja de sustituir el derogado factor de sostenibilidad de las pensiones por el llamado factor de equidad intergeneracional no tiene un pase. Como tampoco lo tiene el que se vaya a hacer oídos sordos a las reivindicaciones del movimiento de pensionistas: ¡1.080 euros ya! La reforma del sistema de pensiones tiene que abandonar la idea de promocionar los planes privados de pensiones y transitar justo el camino opuesto, esto es, eliminar los beneficios fiscales a las EPSV.

Decíamos que no somos ilusas, pero tampoco somos irresponsables y sabemos bien que no podemos quedarnos en lanzar dardos envenenados a los partidos de izquierdas; estamos dispuestas a asumir nuestra responsabilidad. Con la humildad que nos corresponde dado nuestro peso específico sabemos claramente quién es el enemigo y donde hay que hacer presión para que los nudos aflojen.

Las mujeres y hombres de ESK siempre hemos sabido que la mejor herramienta para defender nuestros derechos frente a los intereses de la patronal y a los partidos e instituciones que los defienden son la movilización y la lucha. El pasado mes de mayo trasladamos al resto de organizaciones sindicales combativas del país la necesidad de confluir en la construcción de una huelga general que permita condicionar el contenido de las reformas que van a venir de Madrid.

De la misma manera que somos exigentes con quienes participan en la política institucional, lo somos también con el movimiento sindical. Solo conformando un frente común más allá de intereses particulares, demostrando la fuerza de la clase trabajadora en las calles, haremos que sea posible ganar derechos sociales y laborales para toda una generación. Porque el tiempo es ahora y la razón somos los y las trabajadoras, hacia la huelga general.