GARA
LONDRES

La nueva negociadora del Brexit mantiene la amenaza de Londres

El cambio al frente de la negociación del Brexit en el Gobierno británico, ahora en manos de la ministra de Exteriores, Liz Truss, no ha suavizado la postura de Londres sobre el protocolo de la frontera norirlandesa, y mantiene la amenza de incumplirlo si no se alcanza un acuerdo sobre las trabas que sigue poniendo al mismo.

El Gobierno británico «quiere acelerar el ritmo de las discusiones» con la Unión Europea para resolver los problemas relacionados con el Brexit respecto al norte de Irlanda, pero se mantiene firme en su posición para que se cambie el acuerdo alcanzado en su día con la Unión Europea.

La ministra de Exteriores, Liz Truss, a cargo de las negociaciones con Bruselas desde que el pasado domingo renunciara el secretario de Estado del Brexit, David Frost, no ha modificado su postura.

Frost dejó el cargo por desacuerdos con el Ejecutivo sobre las nuevas restricciones para hacer frente a la pandemia, una de los causas en la crisis que está atravesando el Gobierno de Boris Johnson. Pero esta crisis, que amenaza en liderazgo del primer ministro, no ha movido en absoluto la obstinación en renegociar el estatus post-Brexit sobre el norte de Irlanda. La ministra insistió en el tono firme tras su primer encuentro con el vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic.

«La posición británica no ha cambiado. Necesitamos que los bienes circulen libremente entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte, que acabemos con el papel del TJUE (Tribunal de Justicia de la UE) como árbitro final de las disputas entre nosotros», insistió Truss a través de Twitter, a la vez que subrayaba su intención de acelerar las negociaciones. La ministra advirtió de que Londres sigue dispuesto a activar el artículo 16 del protocolo norirlandés que permite «suspender unilateralmente ciertas disposiciones por falta de acuerdo».

Activarlo podría desencadenar una guerra comercial entre Gran Bretaña y la UE, a pesar de que Truss diga desear una «relación constructiva con la UE, respaldada por el comercio y nuestra creencia común en la libertad y la democracia».

El protocolo, negociado como parte del Brexit, mantiene al norte de Irlanda en el mercado único europeo y la unión aduanera para evitar el regreso de una frontera con la República irlandesa. De esta forma, crea de facto una frontera entre la isla y Gran Bretaña.

Londres pide, además, eliminar la competencia del TJUE para dirimir discrepancias y reemplazarla por un arbitraje internacional. Bruselas se niega, proponiendo solo ajustes, y las discusiones mantenidas en las últimas semanas han permanecido estancadas.