Iñaki Lekuona
Periodista
AZKEN PUNTUA

Unión

Uno de los axiomas más extendidos es el de que la unión hace la fuerza. Sin embargo, a tres meses de las presidenciales, Jean-Luc Mélenchon estima por contra que no es momento de alianzas de izquierda. Será que el ego de detrás de sus gafas le hace ver que él se sobra para hacer frente a los cuatro candidatos de derecha y de extrema derecha que, según les encuestas, son los únicos que tienen opciones de pasar a la segunda vuelta. Y eso que en realidad, en su caso no se sabe si podrá incluso presentarse a la primera vuelta porque le falta aún un centenar largo de apoyos de electos para poder investirse oficialmente como candidato. A Christiane Taubira, ministra de Justicia en la época de Hollande, le gustaría en cambio una primaria popular en la que todos los militantes de izquierda pudieran medirse para elegir una única candidatura con posibilidades reales de alcanzar el segundo domingo de las presidenciales. Una segunda vuelta a la que al parecer podría llegar Macron tras sus últimas declaraciones, ésas en las que ha mostrado determinado a joder a los no vacunados. «Asumo mis palabras» ha insistido. Y lo hace porque conoce cuál es la reacción de reproche de buena parte del electorado hacia los antivacunas y porque sabe que a la extrema derecha le está funcionando aquello de que la fuerza hace unión. El ego, en cambio, no es buen aglutinante. Ni siquiera el chovinista de Mélenchon.