GARA
ROMA

La Presidencia italiana sigue negociándose tras la primera «fumata negra»

La primera votación en el Parlamento para elegir al jefe de Estado italiano concluyó sin ningún resultado y con una mayoría de votos en blanco, a la espera de la negociación entre los partidos políticos.

El Parlamento italiano comenzó ayer el proceso de elección de un nuevo presidente de la República, una votación a priori sin mucho en juego para una función mayoritariamente ceremonial, pero que podría suponer una derrota para el Ejecutivo si resulta elegido el jefe de Gobierno, Mario Draghi.

Como se esperaba, la primera votación terminó sin acuerdo y con una mayoría de votos en blanco, a la espera de que los partidos acerquen posturas. La sesión concluyó con 672 papeletas en blanco, de 1.008 electores que podían participar, por lo que hoy habrá una segunda votación.

Con un sufragio secreto y tradicionalmente sin candidatos oficiales, la elección tiene un amplio espacio para giros y vueltas de todo tipo. Ni la derecha ni la izquierda tienen mayoría en un Parlamento fragmentado, lo que alimenta el clima de incertidumbre.

Y pese a las intensas negociaciones tras bambalinas del fin de semana, no hubo consenso antes de la primera vuelta, que comenzó a las 15:00 en el hemiciclo de la Cámara de Diputados y solo fue un movimiento de tanteo, dado que se requiere una mayoría de dos tercios, que se considera inalcanzable en las tres primeras vueltas.

Elegido por siete años, el presidente, cuyo papel es esencialmente ceremonial, tiene un poder considerable en caso de crisis política, que en Italia es algo cotidiano, ya sea disolviendo el Parlamento, eligiendo al primer ministro o negando mandatos a coaliciones frágiles.

Por lo tanto, se espera que la elección dure varios días (el récord es de 23 rondas de votación) y que ponga a prueba los nervios de los 1.008 votantes (629 diputados, 321 senadores y 58 electos regionales).

Draghi insinuó su interés, pero su elección dejaría vacante su puesto actual al frente del Ejecutivo en un momento muy delicado y haría necesaria una complicada negociación.

Tiempo preelectoral

«Sería peligroso para Italia en un período económico difícil (...) reinventar un nuevo Gobierno desde cero», estimó el domingo el líder derechista de la Liga, Matteo Salvini. La derecha, que tiene el mayor peso parlamentario, reivindica que le corresponde indicar el nombre.

«Estoy trabajando para que en las próximas horas la derecha unida ofrezca no una, sino varias propuestas de calidad», aseguró Salvini, uno de los más activos en las negociaciones durante todo el día.

El líder del Partido Demócrata (PD) Enrico Letta, en cambio, insistió en que el nombre de Draghi permanezca en la lista de candidatos presidenciales.

Los partidos que forman la heterogénea coalición que apoya a Draghi ya están en orden de batalla para las elecciones legislativas del próximo año, con lo que la salida del primer ministro puede aumentar la inestabilidad política, sobre todo si la derecha y la ultraderecha ganan los comicios.

Una vez descartado el ex primer ministro Silvio Berlusconi, que tiró la toalla el sábado, otros nombres circulan para el puesto de jefe de Estado, en particular los del comisario europeo Paolo Gentiloni, el ex primer ministro Giuliano Amato o la ministra de Justicia, Marta Cartabia, que sería la primera mujer presidenta del país.