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WASHINGTON

Biden presiona a Moscú reforzando su despliegue militar en Europa

El presidente de EEUU, Joe Biden, sigue elevando la presión sobre Rusia en torno al conflicto ucraniano y, paralelamente al envío de armamento a Kiev, anunció que desplegará más tropas en el Este europeo, a la vez que sus jefes militares advierten a Moscú de consecuencias terribles y un gran número de víctimas en caso de ofensiva.

A pesar de los tímidos intentos de la última semana de abrir un camino diplomático en el conflicto sobre Ucrania, el presidente de EEUU, Joe Biden, mantuvo la presión militar sobre Moscú al anunciar el próximo envío de soldados al este de Europa.

«Enviaré tropas estadounidenses a Europa del Este y a los países de la OTAN pronto, no muchas», anunció Biden, que ya ha puesto en alerta a 8.500 soldados para reforzar la OTAN.

El secretario de Defensa, Lloyd Austin, estimó que Rusia ha acumulado fuerzas suficientes para una invasión, pero añadió que un conflicto entre Ucrania y Rusia «no es inevitable. Todavía hay tiempo y margen para la diplomacia».

Los envíos de armas de Washington y sus aliados se alternan con los avisos diarios sobre consecuencias «graves» y «masivas» si Rusia interviene en Ucrania, aunque no sea en forma de incursión militar.

Entre ellas, el jefe del Estado Mayor estadounidense, general Mark Milley, amenazó a Moscú con consecuencias «terribles» y «un número significativo de víctimas» si lleva a cabo una ofensiva. El alarmismo se mantiene a pesar de que el propio presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, ha pedido a sus aliados occidentales que no siembren el pánico en torno al riesgo de una invasión rusa que, según el Gobierno ucraniano, es el mismo que en los últimos años. A la vez, instó a Rusia a «tomar medidas para demostrar» que no pasará al ataque.

Por su parte, Moscú envió a Bielorrusia un batallón de sistemas antiaéreos Pantsir-S para «poner a prueba» a las fuerzas de respuesta del Estado de la Unión, el tratado internacional entre Rusia y Bielorrusia. Con todo, Moscú niega cualquier plan de invasión y se siente amenazada por la expansión de la OTAN durante 20 años. Por ello vincula la desescalada al final de la política de ampliación de la Alianza Atlántica, en particular a Ucrania, y de los despliegues militares occidentales.

El rechazo formal a estas peticiones por parte de EEUU y la OTAN decepcionó a Moscú, que también había advertido con represalias a gran escala, aunque el ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov, aseguró que Rusia prefiere el «camino de la diplomacia».

Entre amenazas, maniobras militares y suministros de armamento, algunos movimientos apuntaban a esta vía.

Así, tras la reactivación del «formato Normandía» entre Rusia, Ucrania, Alemania y Estado francés, el presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo francés, Emmanuel Macron, coincidieron en una conversación en la «necesidad de una desescalada». «El presidente Putin no ha expresado intenciones ofensivas», señaló la Presidencia francesa, y agregó que los dos líderes coincidieron en la necesidad de continuar con el diálogo.

El primer ministro británico, Boris Johnson, también prevé hablar con Putin en los próximos días y dijo estar «decidido a acelerar los esfuerzos diplomáticos y fortalecer la disuasión para evitar un derramamiento de sangre en Europa».

Otros estados europeos, como los países bálticos, recelan de este diálogo. El primer ministro estonio, Kaja Kalla, advirtió de que los países europeos y EEUU deben «tener mucho cuidado» de no hacer concesiones a Rusia ni ofrecer a los rusos «algo que no tenían antes».

EEUU llevará el conflicto al Consejo de Seguridad de la ONU, donde mañana ha convocado una reunión.