Iker BIZKARGUENAGA
BILBO
Entrevue
COSME NAVEDA
PRESIDENTE DEL COLEGIO DE MÉDICOS DE BIZKAIA

«El problema del sistema sanitario viene de muy atrás, la pandemia ha agudizado algo que ya existía»

Además de presidente del Colegio de Médicos de Bizkaia, Cosme Naveda es médico de familia en Berango, y conjuga, por tanto, la perspectiva que le aporta su cargo con la vivencia en primera persona del impacto de la pandemia. Destaca que las carencias que se han agudizado con esta crisis no son nuevas y que llevan años alertando de ellas, y aboga por un gran pacto sobre salud.

(Aritz Loiola)

En la nota remitida hace unos días indicaban que «la tensión en el sistema sanitario está alcanzando cotas nunca antes imaginadas ni sufridas». ¿Cómo está el sistema sanitario?

El sistema sanitario creo que necesita una revisión de arriba a abajo. En estos momentos, el sistema sanitario en general, y la atención primaria en particular, es un enfermo crónico que necesita volver a ser rediagnosticado y volver a diseñar el tratamiento que necesita. Como digo, en la primaria y en general en todo el sistema sanitario.

Y esto no es un mal que ha venido ahora, no ha salido con la pandemia, la pandemia lo que hecho ha sido agudizar algo que ya estaba ahí. Creemos que es un problema que viene de muy atrás, no es de hace dos, tres o cuatro años. En su momento el diagnóstico probablemente fue correcto, y se adoptaron medidas acordes a él, pero vista la evolución en el tiempo nos tenemos que plantear que hoy en día ese diagnóstico debemos cambiarlo y que, por lo tanto, deberíamos cambiar también el tratamiento que tenemos que aplicar a ese enfermo crónico.

Esta última ola de la pandemia ha llevado al límite esa tensión en la atención primaria, pero llueve sobre mojado; llevamos dos años así y se nota, ¿no?

El profesional de la medicina siempre está presionado, en unos servicios más que en otros, en unos ámbitos más que en otros, y no cabe duda que con la pandemia, desde el principio, no ahora, con esta ola tan generalizada, el sistema está tensionado. En su momento estuvo tensionado el hospital, sobre todo las UCI. Hubo un momento en que nos cuestionábamos qué íbamos a hacer con las UCI, porque a lo mejor no teníamos camas suficientes. De hecho, se hicieron informes para, desde un punto de vista ético, decir si habría que priorizar a quién llevar a la UCI. Afortunadamente no hubo que llegar a ese extremo. Luego ha habido diferentes situaciones, y en esta última ola la gran tensión la sufre la atención primaria, porque hay muchísimos infectados, la mayoría de ellos que cursan de forma leve o moderada, que no precisan ingreso, y eso lo asume la atención primaria. ¿Qué sucede con esto? Que la presión asistencial ha aumentado muchísimo, que ha cambiado la forma de atención a los pacientes, se ha priorizado la atención telefónica, y también es cierto que estamos dejando de ver, o se está viendo con menos frecuencia, a pacientes que deberían acceder más, y que estamos ralentizando el control de enfermos crónicos.

Por tanto, el paciente también está sufriendo todo esto.

Evidentemente. El paciente, en general, ha entendido muy bien la situación en la que estamos, la situación del sistema sanitario, de la atención que le damos, y que le dejamos de dar, pero claro, el paciente quiere que se le atienda. Y tiene ciertas dificultades de acceso, sobre todo en la atención presencial. Pero estamos intentando favorecerlo, porque los médicos, sobre todo, lo que queremos es atender a nuestros pacientes. A nosotros no nos gusta hacer burocracia, no nos gusta hacer otras cosas, nos gusta estar con nuestros pacientes, verles y atenderles.

Algunos profesionales han expresado su temor a que esta situación, con menor atención presencial, haya venido para quedarse. ¿Cree que ocurrirá?

Creo que no. Sí va a haber un antes y un después, va a haber probablemente un desarrollo de la atención a distancia, telefónica, que tiene sus ventajas, pero creo que lo que hay que intentar mantener es, por decirlo de alguna manera, la atención clásica, la atención presencial. A los médicos nos gusta ver al paciente, es más, creemos que así lo hacemos mejor y nos encontramos más seguros. Porque no es lo mismo verle, hablar directamente, tocarle, que atenderle a través de una línea telefónica que a nosotros a veces también nos genera dudas. No nos gusta.

Todo lo que ha ocurrido en estos dos años ha afectado a la salud mental de muchas personas, y a causa de ello parece que la gente está más irascible, más tensa. ¿Eso se está notando en el día a día de los médicos?

Hay estudios que dicen que sí, que efectivamente esto ha afectado a la salud mental, de los pacientes y también de los profesionales, médicos y no médicos. Si me preguntas a nivel personal, te podría decir que como médico de a pie yo no lo he notado tanto. Pero claro, es una visión un tanto parcial, acotada.

Hay un porcentaje de población pequeño, aunque no desdeñable, que pone en duda la propia existencia de la pandemia, o que rechaza abiertamente las vacunas. ¿Le sorprende que en 2022 haya gente que tenga ese tipo de reticencias?

Yo no sé cómo entenderlo. Me cuesta entender que haya personas que funcionan así, sobre todo cuando hay argumentos científicos. Y esas personas apelarán a la ciencia cuando les interesa y la rechazarán cuando no les interesa... no lo sé, no lo acabo de entender. A pacientes míos que no se han vacunado, cuando les he preguntado por qué no lo han hecho, te digo sinceramente que no he recibido ni un solo argumento que me haya parecido convincente. Ni uno solo de peso. Y la verdad es que no entiendo que no se quieran vacunar, con los datos que hay de los casos graves… Me cuesta, pero bueno, hay que comprender la naturaleza humana.

En todo caso, quizá haya que poner en valor la actitud de la mayoría de la población que lleva dos años actuando de forma responsable...

Evidentemente. Cuando sucede algo así nos quejamos de lo negativo; lo positivo lo ponemos menos en valor que lo negativo, y aquí sucede lo mismo, nos fijamos más en los que no se quieren vacunar y no se pondera tanto toda esa cantidad de gente que ha dicho que sí. Creo que el porcentaje de vacunación es bueno, óptimo. Fíjate que al principio se hablaba de un 70% de la población para lograr la famosa inmunidad de rebaño, pero viendo cómo se comporta este virus, de una forma tan agresiva, en el sentido de transmisión, ese 70% se convirtió en casi un 90%... Y la vacunación es del 90%, pero ahora tenemos a ómicron aquí, y al final es probable que acabemos todos habiendo estado en contacto con él, habiendo estado infectados, que no enfermos. No es lo mismo infectarse que enfermarse.

Volviendo al principio de la entrevista, esta semana desde Osakidetza se ha alegado que no hay profesionales para la atención primaria. ¿Coinciden?

Es que eso no es de anteayer, viene de largo y nosotros lo hemos denunciado, lo hemos comunicado en bastantes ocasiones, desde hace años. Efectivamente, tenemos el problema de que no hay profesionales suficientes. Los médicos que terminan el grado ahora necesitan, cuando menos, cuatro años más de especialización para trabajar. Salen médicos de las facultades de Medicina en número entendemos que suficiente, porque tenemos un estudio del año 2018 según el cual los médicos que salen de las facultades son suficientes. Sin embargo, cuando quieren entrar a hacer la especialización se encuentran con un tapón, no consiguen entrar.

Existe ese problema. ¿Cómo lo solucionamos? Pues haciendo más plazas. Para hacer más plazas hace falta que haya estructura, y hace falta que haya tutores para formar a esa gente. Y resulta que cada vez hay menos tutores, porque se están desmotivando. Ahí hay que hacer un gran pacto a altísimo nivel, no digo a nivel de Consejería, sino a nivel de Ministerio y de Consejo Interterritorial, para cambiar esto y hacer una normativa que permita a cada comunidad autónoma tener cintura suficiente para conseguir que se formen muchos más médicos. Pero claro, para los que terminen el grado este año, son por lo menos cuatro años más, de modo que tenemos aquí un paréntesis en el que vamos a seguir estando muy limitados de profesionales.

Hilando con esto, en la nota del otro día apelaban a un compromiso institucional que «debe materializarse en soluciones palpables». ¿En qué debe concretarse ese compromiso para poder darle la vuelta a esto?

Primero hay que hacer un gran pacto de salud, y ese gran pacto debe implicar a partidos políticos, agentes sociales, a todo tipo de entidades. Sabemos que no es fácil, porque cada uno arrima el ascua a su sardina y le mete el palo en las ruedas al otro siempre que puede, pero a nosotros, como profesionales de la medicina, esa estrategia de ‘tú peor’ nos parece aberrante. Sabemos que no es fácil llegar a ese acuerdo, pero entendemos que es imprescindible. Si no, vamos a ir mal, porque al final enfermamos todos; el bueno, el feo y el malo, aquí enferma todo el mundo. Tenemos que hacerlo, y tenemos un periodo de tiempo para hacerlo, de modo que hay que pactar, hay que llegar a acuerdos y hay que volver a diagnosticar al enfermo crónico.

¿Esta pandemia puede entenderse como un toque de atención de cara al futuro, porque podrían venir otras crisis como esta o incluso peores?

Los expertos en estas cosas ya nos estaban diciendo desde hace tiempo, con el tema del cambio climático fundamentalmente, que enfermedades que antes eran inimaginables en nuestra zona están empezando a llegar. Y muchas de ellas son enfermedades infecciosas a las que no estamos acostumbrados y de las que a veces desconocemos bastante. Por otra parte, esta pandemia, con las características que ha tenido, habría sido impensable hace cincuenta años, porque la gente no se movía como se mueve ahora. Ahora cualquier brote infeccioso se transmite en dos semanas a todo el mundo. Seguramente en el futuro tendremos más de estas y habrá que estar preparados, y desarrollar un sistema que nos permita tener capacidad de reacción cuando nos suceda una cosa de estas inesperadas.

 

Dos fallecidos en Nafarroa y 12 ingresos, uno de ellos en la UCI

Nafarroa registró el viernes 1.201 casos de covid-19, tras realizar 3.140 pruebas, lo que deja una tasa de positividad del 38,2%, según los datos del Gobierno foral. Además, se notificaron dos nuevos fallecimientos. En cuanto a la situación hospitalaria, el viernes hubo 12 nuevos ingresos, uno de ellos en la UCI. En total, permanecen hospitalizadas 227 personas, 30 en la UCI.GARA