A.R.
girona

Matar a Fuster, crónica de una intolerancia latente

Joan Fuster fue objeto de todas las miradas en su época, pues en él se reflejaban los anhelos de un valencianismo huérfano de proyecto nacional y los temores de un franquismo alérgico a las libertades democráticas. Esto explica el intento de la ultraderecha de liquidar su voz por la vía rápida, como estuvo a punto de ocurrir el 11 de septiembre de 1981.

Aquella mañana, sobre las 5.30 horas, Fuster estaba en su casa de Sueca conversando con dos jóvenes escritores, Jaume Pérez Montaner y Vicent Salvador Liern, cuando un artefacto explotó en la planta baja del edificio. Al salir a la calle, Pérez Montaner observó que, tras una columna de humo, había otro artefacto, lo que permitió avisar a los otros de que se apartaran del lugar a tiempo. Era la trampa diseñada para acabar con Fuster.

El episodio registrado en su casa, hoy reconvertida en museo, ha quedado recopilado en el ensayo de Francesc Bayarri “Matar a Fuster i altres històries” (Austrohongaresa, 2018), un libro en el cual este periodista denuncia cómo el caso fue despachado sin la mínima investigación judicial y cuya documentación continúa aún, 41 años después, bajo secreto.

Según el veterano cronista, el atentado despertó una ola de solidaridad entre amplios sectores de la sociedad, como pudo comprobarse en el homenaje que se organizó en la Universitat de València (UV) y el acto que inundó la Plaza de Toros de la ciudad, a raíz de los cuales grupos ultras volvieron a actuar con un ataque contra la antigua sede de la UV, en el que resultaron heridos tres trabajadores. 

Para Bayarri, estos hechos culminaban la escalada de agresiones que estaban sufriendo los intelectuales valencianos, pues además de Joan Fuster, que ya había padecido un ataque en su domicilio en 1978, el filólogo y escritor Manuel Sanchis i Guarner recibió un paquete bomba el año 1979 y la librería 3i4, fundada por Fuster y el activista cultural Eliseu Climent en 1968, acabó convirtiéndose en el establecimiento cultural europeo que más atentados ha sufrido desde la Segunda Guerra Mundial.