Iñaki IRIONDO

Efectos en el bloque de investidura y en la coalición de Lakua

La votación de la convalidación del decreto de la Reforma Laboral demostró –entre otras cosas– que el Gobierno de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz no tiene alternativa de alianzas por la derecha al mantenimiento del bloque de investidura. Sin el error del diputado extremeño del PP, ahora PSE y UP estarían llorando por las esquinas. Lo harían, eso sí, culpando a PNV, EH Bildu y ERC de su propio exceso de soberbia.

Así que a partir de ahora toca reconstruir confianzas y para eso, desde el punto de vista de las fuerzas vascas y catalanas, harán falta más hechos que dichos, lo que a la postre puede resultar beneficioso para el avance de políticas progresistas.

«No damos por terminado ese bloque, pero necesita acuerdos para avanzar y traer cambios para una transformación democrática» afirmó ayer Arnaldo Otegi, coordinador general de EH Bildu.

Subrayó que «el bloque de investidura no se puede centrar solo en parar al bloque de la derecha, sino también en qué es lo que puede hacer. No damos por terminado ese bloque, no analizamos lo sucedido en términos catastróficos. Ese bloque cierra la puerta a la derecha, pero necesita acuerdos para avanzar y cumplir sus compromisos y traer cambios para una transformación democrática. Ayer [por el jueves] se perdió una oportunidad».

Por su parte, el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, advirtió al Gobierno de Pedro Sánchez de que tendrá que «esforzarse más» para «ir reconstruyendo una mayoría que le que permita sacar asuntos adelante». Apuntó que «es evidente que tiene que dialogar y discutir los acuerdos porque per se no existe una mayoría suficiente únicamente entre PSOE y Unidas Podemos».

Esteban recordó que para los dos años restantes de legislatura quedan «retos importantes», entre los que citó la ley Audiovisual, la de Vivienda y la de Deporte, con «temas muy complejos que, tal y como el Gobierno quiere llevarlos adelante, se nos coloca la cosa cuesta arriba» y tendrá que «esforzarse en intentar llegar a acuerdos y no sacar únicamente su idea».

Desde el lado gubernamental, la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, que estuvo ayer de visita en la CAV, afirmó que pese a lo ocurrido con la reforma laboral, «la mayoría de la investidura sigue siendo una base» y, tras indicar que el objetivo del Ejecutivo «siempre es tener el máximo apoyo parlamentario», aseguró que «las relaciones con los partidos que nos han apoyado firmemente hasta ahora son excelentes».

Aviso de Andueza a Urkullu

Aunque se ha hablado mucho de las consecuencias de esta votación en relación al bloque de investidura en las Cortes españolas, se ha prestado menos atención a la diferencia de pareceres entre los dos socios de coalición del Gobierno de Lakua.

El secretario general del PSE, Eneko Andueza, aseguró ayer ante la prensa que PNV y EH Bildu «han demostrado que saben ponerse de acuerdo, pero entre ellos, y con sus sindicatos, y que dan prioridad a sus intereses. Que les importa poco la ciudadanía. Que sólo les importan sus aspiraciones soberanistas».

Pero más llamativa fue su advertencia directa a Iñigo Urkullu, presidente del Gobierno al que pertenece su partido. Afirmó que «lo digo desde ya, que el lehendakari no se arrogue en los próximos meses los datos positivos de una reforma que ha recibido el no de su partido. En todo caso, será la vicelehendakari, Idoia Mendia, y serán los Socialistas Vascos los que podrán felicitarse por el trabajo bien hecho».

Según Andueza, su socio en la gobernanza de la mayoría de las instituciones en la CAV, el PNV, «ha tenido miedo y complejo. Miedo de ELA. Se ha convertido en su rehén: rehén de su estrategia de cuanto peor mejor, de un comportamiento antisistema que no entienden los trabajadores».

El PSE se beneficia de que puede decir este tipo de cosas sobre su socio porque su situación es minoritaria y el PNV, desde su hegemonía, no deja transcender en público la reacción que le provocan estas declaraciones.