Aitor AGIRREZABAL
MADRID
JUICIO EN LA AUDIENCIA NACIONAL

La autoinculpación bajo tortura, única prueba contra Iratxe Sorzabal

Después de la segunda y última sesión, el juicio contra Iratxe Sorzabal en la Audiencia Nacional española quedó visto para sentencia. La defensa solicitó la libre absolución al entender que la única prueba contra la irundarra es la autoinculpación obtenida bajo torturas a manos de la Guardia Civil. Las acusaciones, por su parte, pidieron 36 años.

La defensa de Iratxe Sorzabal pidió la libre absolución de la irundarra recordando el contexto en el que se consiguieron las pruebas contra ella en dos explosiones sucedidas en Xixón en 1996. «La detención de Iratxe llega tras las declaraciones policiales que se dan ‘en aquellas circunstancias’, tras la detención de Aitor Olaizola», que inculpó a la juzgada durante su incomunicación, recordó la defensa durante la segunda y última sesión del juicio contra Sorzabal que se realizó en la Audiencia Nacional de Madrid.

La acusación presentada en sede judicial se basa en la declaración realizada por la irundarra en los calabozos de la Guardia Civil durante aquel arresto, así como una carta en la que relató a ETA lo declarado en sede policial, bajo régimen de incomunicación y evidencias de haber sido torturada. «Estas declaraciones no fueron ratificadas, lo ha dicho el Ministerio Fiscal», precisó la defensa.

La Audiencia Nacional española juzgó el lunes y martes a Sorzabal por una acción armada en Xixón en 1996 que no causó víctimas, la única causa por la que fue entregada temporalmente por el Estado francés, donde cumple condena.

Una carta con frases omitidas

Durante la segunda sesión del juicio, que quedó visto para sentencia, testificaron varios agentes de la Policía española y de la Guardia Civil, así como los peritos forenses.

La única prueba presentada por la acusación contra Sorzabal, además de la declaración en sede policial, es una carta obtenida durante una redada en el Estado francés contra varios miembros de ETA. En la misiva, la irundarra relata las autoinculpaciones e inculpaciones realizadas durante el periodo de incomunicación. «Esto es lo que le dije a la Policía», comienza. La Guardia Civil recibió una traducción de la carta. La acusación considera que lo relatado en esa misiva es «una relación de los actos realizados por la acusada».

En esta carta traducida, tal y como destacó la defensa, se omiten varias frases. Los guardias civiles que participaron en la elaboración del informe achacaron a su desconocimiento del euskara el no haberse percatado de la ausencia de estas frases. Sin embargo, tampoco lo compararon con la declaración de Sorzabal en sede judicial.

La tortura, en el centro

En la primera sesión del juicio, celebrado el lunes en la sede de la Audiencia Nacional de la calle Génova, Iratxe Sorzabal ya negó los hechos que se le imputaban y recordó que su autoinculpación se debió «al infierno» al que fue sometida mediante torturas durante los días de incomunicación.

«Les dije que si quería firmaba que había matado a Carrero Blanco. Me dijeron que eso no podían hacerlo creíble, pero que estuviese tranquila, que me iban a meter otros muchos».

«Me autoinculpé e inculpé a otros. La Guardia Civil me torturó y me obligó a hacer esas declaraciones. Todas esas acusaciones son falsas», subrayó a preguntas de la Fiscalía. «Ensayábamos todo y me decían que me iban enseñar unas hojas y unas fotos y que tenía que reconocer a este o esta. Y, después del ensayo, tenía que hacerlo».

El primer día no pudo narrar ante el médico forense lo que estaba sufriendo. «Pensaba que era un guardia civil que se hacía pasar por forense para ver qué decía. No me fiaba. No le dejé ni tocarme. Estaba aterrorizada». El segundo día de aquella incomunicación tuvo que ser trasladada al hospital.

La acusación, sin embargo, trató ayer de restar credibilidad a la denuncia de torturas, a pesar de haber sido corroborada por el Protocolo de Estambul durante otro procedimiento judicial en el Estado francés. «ETA desde sus inicios tiene una orden de denunciar de forma sistemática malos tratos», señalaron dos peritos de la Guardia Civil que presentaron un informe sobre la supuesta estrategia de ETA de denunciar los malos tratos. Ante ello, la defensa puso sobre la mesa el informe con el que la justicia del Estado español rechazó la denuncia de torturas de Igor Portu y Mattin Sarasola que repite palabra por palabra lo presentado en este juicio. La justicia europea, después, daría la razón a los dos ciudadanos vascos, condenando al Estado español. «Son muchas más las absoluciones», se defendieron los agentes.

El perito forense citado por la acusación, médico forense de la Audiencia Nacional, sin embargo, reconoció que le entregaron unas fotocopias en blanco y negro de las fotografías realizadas a Sorzabal al ser trasladada al hospital. «No se podía observar nada sobre lo que se me requería», se limitó a apuntar en relación a las marcas de los electrodos en la piel de la irundarra.

En sus conclusiones, la Fiscalía, la Abogacía del Estado y la AVT retiraron de sus acusaciones contra Sorzabal el delito por «pertenencia a organización terrorista» al considerar que ya había sido condenada en estos términos por tribunales franceses. Mantuvieron, por el contrario, su acusación sobre la participación de la irundarra en los ataques realizados en Xixón en 1996, extremo que Iratxe Sorzabal ya negó el lunes.