En el caso de los referendos que se llevaron a cabo ayer en la Confederación Suiza, que proponían importantes cambios legislativos, para que el resultado fuera vinculante era necesario que la opción mayoritaria en el conjunto del país también fuera la más respaldada en más de la mitad de los 26 cantones.

De este modo, la ciudadanía decidió que continúe en el país la experimentación científica con animales, una práctica en la que mueren más de medio millón de ejemplares anualmente pero que industrias como la farmacéutica consideran vital para el desarrollo de la medicina.

Con el escrutinio ya finalizado en 13 de los 26 cantones, la iniciativa que pedía prohibir la experimentación con animales y también con humanos, lanzada por activistas medioambientales, fue rechazada por un 79% de los votos en una consulta que contó con una participación del 43,8% del censo electoral.

El Gobierno y el Parlamento federales se habían mostrado abiertamente en contra de la prohibición argumentando que la experimentación es necesaria para el progreso de las ciencias médicas y pusieron como ejemplo la actual pandemia de covid, en la que muchas vacunas para humanos han sido testadas previamente en animales.

Las autoridades también temían que un eventual “sí” a esta iniciativa supusiera un duro golpe a la economía, dado que el sector farmacéutico, con multinacionales locales como Roche o Novartis a la cabeza, genera un 9% del PIB y supone casi la mitad de sus exportaciones.

Los promotores de la prohibición, entre ellos el doctor Renato Werndli –nutricionista vegano del cantón de San Galo–, argumentaban que ya existen alternativas a la experimentación animal como el uso de biochips, las simulaciones por ordenador o los tests con pequeñas dosis en humanos.

Menos humos en eventos

Con un margen más estrecho (un 56% a favor de la iniciativa) se aprobó aumentar las restricciones a la publicidad del tabaco y los cigarrillos electrónicos. Este tipo de anuncios ya estaban prohibidos en radio y televisión; ahora el veto debe extenderse a carteles publicitarios, cine y grandes eventos.

El Gobierno federal había recomendado no aprobar la medida al considerar que iba «demasiado lejos» en un país donde se encuentra la sede operativa de una de las mayores tabacaleras mundiales, Philip Morris.