I.I.
GASTEIZ

Acto con compromisarios y afiliados en una sala alquilada ya hace unos días

El sector crítico se negó a participar en el Congreso y durante los dos días ha protagonizado actos paralelos. El sábado se reunieron en el Alkartetxe de Gasteiz, donde votaron su enmienda a la totalidad para tomarla como orientación política para los próximos años. Ayer celebró otro acto en una sala del mismo Palacio Europa donde poco después tuvo lugar la sesión final del Congreso, pero en otra sala que, según ha sabido GARA, fue alquilada hace ya unos días.

Esto invita a pensar que toda su actuación durante estos días ha seguido un guión previamente escrito. El sábado, decenas de compromisarios, «más de un centenar» según una nota de prensa de este sector, acudió a las puertas del Palacio Europa para, dijeron, «participar presencialmente» en un Congreso que era telemático.

Después, una afiliada comunicó que había intentado registrar una listas para la elección de la Mesa del Congreso, pero que no se le había permitido por no haber presentado los 25 avales exigidos. Aseguró no saber quiénes eran compromisarios para poder recabar sus firmas. Se le respondió que los listados estaban en todos los alkartetxes.

El sector crítico aseguró que se les había denegando reiteradamente el listado de compromisarios, lo que contrastaba de forma evidente con el hecho de que en el mismo comunicado se dijera que «más de un centenar de compromisarios llegados de todos los rincones de Euskal Herria» habían acudido a su llamamiento. Da la impresión de que sí conocían la identidad de al menos ese centenar de compromisarios y podían haber conseguido sin problemas los 25 avales necesarios para presentar de forma reglamentaria la candidatura a la Mesa del Congreso.

Fuentes de la dirección de EA les acusaron poco después, también públicamente, de «no haber cumplido los requisitos adrede porque su objetivo no era participar, sino aparecer como víctimas y denunciar que han sido expulsados».

Tras un sábado de debates en el Alkartetxe, en el que en medios periodísticos se especuló con que podían elegir una Ejecutiva paralela a la de Eusko Alkartasuna o incluso consumar una escisión, finalmente ayer se conoció que el pulso a la dirección no llegaba a tanto.

Un total de 147 miembros del sector crítico de EA designaron a un denominado «grupo motor de democratización», liderado por Esther Larrañaga, que tomará el relevo de Maiorga Ramírez y del resto de miembros de esta corriente que han sido suspendidos de militancia, con el objetivo de «rebelarse» contra las «injusticias» del sector oficial.

Ese número de 147, que en algunos casos fueron definidos como «compromisarios», invitaba a la confusión, porque se presentaba como superior el de participantes en el Congreso. Sin embargo, se trataba de compromisarios y otros afiliados que no habían sido elegidos como tales en sus respectivas asambleas locales, como se pudo comprobar en varias fotografías.