Terminan los juegos de invierno y “Le Figaro” publica un reportaje sobre las estaciones de esquí que deberán cerrar sus pistas como consecuencia del calentamiento global de aquí a un cuarto de siglo. «Ya hemos perdido el equivalente a un mes de nieve desde los años 70», constata un responsable del centro de investigaciones meteorológicas. Pero en la campaña cada vez más caliente a las presidenciales, la cuestión medioambiental sigue metida en el frigo porque lo que en realidad preocupa a los ciudadanos sigue siendo la economía y la seguridad. Por eso el mismo periódico ultraconservador da espacio a otro artículo en el que asevera que según una encuesta realizada en noviembre el candidato preferido de los empresarios sería Emmanuel Macron. Unas páginas más allá se asegura sin rubor que si el jacobino izquierdista Mélenchon acabara en el Elíseo, estallaría un volcán económico y se daría inmediatamente «una fuga masiva de capitales», seguramente de abnegados patriotas franceses que renunciarían dolorosamente a su nación por el bien de su propio bolsillo y que encontrarían en Suiza las estaciones de esquí perdidas en Francia. Sin saltos ni sobresaltos, sin resbalón ni caída probable, Macron, que levantará las restricciones sanitarias justo a tiempo, volverá a sentarse esta primavera a la derecha del gélido padre capital para seguir congelando salarios y más derechos sociales.