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MOSCÚ
CRISIS (PRE)BÉLICA EN UCRANIA

Putin juega ahora con la entrada de las tropas rusas en el Donbass

El presidente ruso, Vladimir Putin, dejó en el aire la entrada de tropas rusas en el Donbass, para la que obtuvo la autorización del Senado, como otra pieza de presión en el conflicto ucraniano. Además, aclaró que el reconocimiento de la independencia de Donetsk y Lugansk afecta a todo su territorio, elevando el riesgo de guerra a gran escala que la OTAN da por segura. El presidente de EEUU, Joe Biden, lo calificó como «el comienzo de la invasión».

Las tropas rusas ya tienen la autorización del Senado ruso para entrar en la región del Donbass, después de que la Cámara aceptara la petición del presidente, Vladimir Putin, para una acción militar en el extranjero en apoyo de las repúblicas secesionistas de Donetsk y Lugansk cuya independencia reconoció la víspera. «No tenemos opción. Debemos asumir la defensa de los ciudadanos de estos jóvenes Estados», afirmó el viceministro ruso de Defensa, Nikolai Pankov, argumentando que en las fronteras de Donetsk y Lugansk «se ha desplegado un Ejército (ucraniano) de 60.000 hombres y blindados».

Tras asumir la defensa de las regiones separatistas, Putin juega ahora con el próximo movimiento, el envío efectivo de tropas, dejando en el aire si es el primer paso de una gran ofensiva, como aseguran la OTAN y las potencias occidentales, o se contentará con mantener el statu quo del actual conflicto.

Putin advirtió de que la entrada de las fuerzas rusas dependerá ahora de la situación sobre el terreno y no tiene que ser inmediata, pero subrayó que «los acuerdos de paz ya no existen».

«Los Acuerdos de Minsk murieron mucho antes del reconocimiento de las repúblicas del Donbass», aseguró Putin, que afirmó que la negativa pública de las autoridades de Kiev a cumplir esos acuerdos fue lo que provocó el reconocimiento de las repúblicas secesionistas.

En este sentido, lamentó que Europa no pudiera influir en Kiev para que cumpliera con sus compromisos .

Además, aclaró que el reconocimiento de las repúblicas afecta a todo su territorio, es decir, también a la parte que actualmente se encuentra bajo el control del Gobierno ucraniano y que supone cerca de dos tercios del territorio total de Donetsk y Lugansk, lo que eleva el riesgo de una guerra a gran escala si Moscú opta por apoyar militarmente una expansión.

El presidente ruso exhortó a la vez a Ucrania a reconocer la anexión de Crimea, renunciar a la entrada en la OTAN y desmilitarizarse. El lunes ya le había exigido que cese sus operaciones militares o asuma la responsabilidad por la continuidad del derramamiento de sangre.

Rusia cuenta con 150.000 soldados en las regiones fronterizas con Ucrania, según las denuncias occidentales.

Al anunciar el nuevo paso de Moscú que abre una nueva etapa en el conflicto, Putin cuestionó la independencia de Ucrania como un error de la Rusia bolchevique y de Lenin, aunque ayer respondió a las críticas que le acusan de buscar restablecer la Rusia zarista asegurando que no quiere crear un imperio.

De paso, quiso tranquilizar al resto de exrepúblicas soviéticas señalando ante el presidente azerbaiyano, Ilham Aliev, que el caso ucraniano es una excepción porque supone la base de terceros países para amenazar a Rusia.

EEUU, sin embargo, consideró el paso dado por Putin como «el comienzo de una invasión», en palabras de su mandatario, Joe Biden, que anunció que continuará rearmando a Ucrania y desplegará fuerzas estadounidenses en los países bálticos, Estonia, Letonia y Lituania. Biden aseguró que el presidente ruso está «desarrollando justificaciones para ir mucho más allá».

Washington ya prohibió el lunes cualquier nueva inversión, intercambio o financiamiento por parte de estadounidenses hacia, desde o dentro de Donetsk y Lugansk, una medida de escasa influencia en la región.

Ayer, el presidente estadounidense anunció un «primer tramo» de sanciones que buscan aislar a Rusia de la financiación occidental, así como castigar a las élites rusas y sus familias.

Pero EEUU se reserva aún la amenaza de cortar el acceso de los bancos rusos a las transacciones en dólares y prohibir la venta de tecnología estadounidense a Rusia, entre la presión republicana a Biden para que «destruya el rublo» y «aplaste el sector ruso del petróleo y el gas». Biden espera a «lo que haga Rusia a continuación» y aseguró que «todavía hay tiempo para evitar el peor de los casos».

También admitió las presiones sobre Alemania para que el gasoducto Nord Stream 2 no siga adelante y se felicitó por la suspensión por parte de Berlín de su autorización.

Desde Washington, el ministro ucraniano de Exteriores, Dymtro Kuleba, pidió a sus aliados occidentales que aumenten el suministro de armas ante la decisión de Moscú. A la vez, exhortó a la UE a prometer su futura adhesión al bloque y «dejar de lado toda reticencia o escepticismo». Además, Kiev estudia la ruptura de relaciones diplomáticas con Moscú.

«Sería una escenario extremadamente indeseable, que hará todo más complicado no solo para los Estados, sino también para los pueblos de los dos países», advirtió el Kremlin. Su Ministerio de Exteriores anunció la evacuación de los empleados de sus legaciones diplomáticas y consulados en Ucrania.

Por su parte, China se mostró muy cauta y se limitó a pedir a los actores de la crisis «contención» y «evitar cualquier acción susceptible de alimentar las tensiones».

 

La UE limita su primera ronda de sanciones y se arriesga a suspender el Nord Stream 2

Después de semanas de amenazas diarias, las primeras sanciones occidentales contra Rusia tendrán un impacto limitado, por el momento, a la espera de los próximos pasos del Kremlin para tomar mayores medidas. El jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, anunció con orgullo que los 27 se pusieron de acuerdo en sancionar a 351 miembros de la Duma rusa que apoyaron el reconocimiento de la independencia de Donetsk y Lugansk, además de a otras 27 personas y entidades. Pero confesó que las sanciones son similares a las adoptadas en 2014 cuando Rusia se anexionó Crimea y que no tuvieron efecto. Gran Bretaña centró sus primeros golpes en las finanzas rusas y en cinco bancos, aunque muchos capitales rusos ya han sido repatriados como medida preventiva. Los anuncios dirigidos a ciertos oligarcas y personas involucradas en el conflicto también tendrán un impacto débil en la economía rusa.

La mayor medida, la suspensión del gasoducto Nord Stream II, que anunció el Gobierno alemán, puede empezar a pagarla la propia UE, que importa el 40% de sus necesidades de gas de Rusia y tiene sus reservas al 31%. Sobre todo porque los países exportadores de gas, incluido Qatar, advirtieron ayer mismo de que tienen una capacidad limitada para aumentar rápidamente los suministros a Europa, debido a los contratos a largo plazo ya contraídos. El canciller, Olaf Scholz, que evitaba hasta ahora aludir a esta posibilidad ha cedido a las presiones de EEUU para suspender el gasoducto, que conecta las reservas rusas con la zona central de Europa.

La imposibilidad del Estado ruso de acceder a los mercados de capitales europeos para refinanciar su deuda podría ser mucho más dolorosa. De momento, se mantiene sin activar la «opción nuclear» de Washington: prohibir las transacciones en dólares o excluir a Rusia del sistema Swift, imprescindible para los intercambios bancarios internacionales.GARA