Lo llaman «l’effet Malouines», el «efecto Malvinas». Así como la guerra de Gran Bretaña contra Argentina en el Atlántico Sur que dirigió Margaret Thatcher en 1982 provocó su espectacular recuperación en las encuestas y posterior reelección, según los sondeos la popularidad de Emmanuel Macron se ha disparado gracias a su alto perfil como mediador de la UE en el conflicto entre Rusia y Ucrania.

El año pasado por estas fechas, parecía que las elecciones presidenciales francesas iban a ser una carrera disputada, al borde del ataque de nervios. Las encuestas sugerían que la candidata de extrema derecha Marine Le Pen se estaba acercando peligrosamente a Emmanuel Macron, amenazando sus aspiraciones a un segundo mandato. La conversación política estuvo dominada durante varias semanas por su programa anti-inmigración y anti-islam. Ahora, sin embargo, todos esos meses de ruido y furia política han quedado en nada.

A menos de un mes de la cita con las urnas, Macron tiene una formidable ventaja de 12 puntos sobre Le Pen, su rival más cercana. La mayor diferencia en la primera vuelta desde que François Mitterrand se enfrentó a Jacques Chirac en 1988, lo que hace que la reelección de Macron parezca casi inevitable.

Para sus rivales, la quincena transcurrida desde que Vladimir Putin ordenó a sus tropas entrar en Ucrania ha sido un desafío particular, incapaces de criticar las acciones del candidato-presidente en la guerra de Ucrania por temor a parecer antipatrióticos o antipáticos.

Presidente en tiempo de guerra

Una encuesta reciente de Ipsos indicó que el apoyo a Macron aumentó 8,5 puntos, hasta el 33,5%, en una semana. Los últimos sondeos le sitúan al menos 12 puntos por delante de Le Pen, con Jean-Luc Mélenchon, Éric Zemmour y Valérie Pécresse por detrás en ese orden.

Ucrania es la segunda mayor preocupación para los encuestados; la primera es su poder adquisitivo, que está centrando la campaña, con el medio ambiente en tercer lugar.

Es cierto que lo más probable era que Macron fuera reelegido incluso antes de la guerra en Ucrania. Ahora parece que le va a ser aún más fácil porque es un presidente en tiempos de guerra. Y eso es algo que cotiza y da rendimiento en las urnas.