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santiago

Explosión de alegría popular en el primer discurso del presidente Boric

En su primer discurso como jefe de Estado, Gabriel Boric evocó a la figura de Salvador Allende, apostó por el gradualismo y enfocó su gobierno en el feminismo, la protección del medio ambiente, la descentralización y las reformas del modelo económico, ante una multitud esperanzada que no dejó de gritar «Boric amigo, el pueblo está contigo».

La abarrotada plaza de la Constitución, frente al Palacio de La Moneda, marcó el cierre de un día esperanzador en la historia de Chile. La gente mostró que está dispuesta a seguir a un presidente que con un renovado estilo ha cautivado a millones de chilenos, si cumple sus promesas. La conexión que Boric tiene con ellos resulta impresionante, más teniendo en cuenta que hasta hace apenas un par de años era percibido como un furioso izquierdista de universidad que escuchaba punk rock, se negaba a usar traje y corbata y tomaba decisiones como la de firmar, sin consultar a las bases, un acuerdo por la paz junto al expresidente derechista Piñera para un plebiscito sobre una nueva constitución, por lo que «vendido» y «¡amarillo!» fue lo más agradable que le dijeron en redes sociales y en las calles.

Su discurso, por momentos leído y en otros improvisado, fue escuchado con mucha atención por una multitud que lo aclamaba. Boric eligió uno de los balcones para transmitir empatía «al pueblo y a los pueblos de Chile» que llegaron desde los dos extremos del país para acompañarlo, para respaldarle ante los difíciles desafíos que tiene por adelante.

Tras un emotivo recuerdo a Salvador Allende y dejar clara la apuesta por el gradualismo, nombró a las feministas, a las familias que siguen buscando a sus desaparecidos, a los estudiantes endeudados, a los campesinos sin agua, a los artistas que no tienen trabajo y a diversos grupos nacionales, con un énfasis especial en los pueblos originarios y en particular a la nación mapuche.

Constitución para todos

Boric se comprometió a «acompañar de manera entusiasta nuestro proceso constituyente por el que tanto hemos luchado». Y afirmó que «necesitamos una Constitución que nos una, que sintamos como propia. Una Constitución que a diferencia de la que fue impuesta a sangre, fuego y fraude por la dictadura, nazca en democracia, de manera paritaria, con participación de los pueblos indígenas. Una Constitución que sea para el presente y para el futuro».

Tuvo un mensaje solidario para los familiares de las víctimas de la pandemia, no omitió mencionar a la guerra en Ucrania, ante la cual dijo que «Chile promoverá siempre los derechos humanos en todo lugar y sin importarle en qué país». Y frente a la situación económica de Chile, afirmó ante al aplauso general que «sigue resentida, el país necesita ponerse de pie, crecer y repartir de manera justa los frutos del crecimiento. Porque cuando no hay distribución justa de la riqueza y se concentra solo en unos pocos, necesitamos redistribuirla».

«Somos profundamente latinoamericanos, basta de mirar con distancia a nuestros países vecinos», dijo en un claro mensaje de unidad destinado a los pueblos de la región que resumió en un concepto: «La voz del Sur que se vuelva a escuchar».

Las expectativas que Boric ha generado dan mucha esperanza a los chilenos, que fueron en masa a votar por él, convirtiéndolo en el presidente más votado de la historia del país, y en el más joven, también del mundo.