Mikel Merino negó ayer que esté atravesando un momento delicado por las lesiones a pesar de jugar con un dedo fracturado desde hace semanas, y aseguró que aunque parezca estar «hecho polvo» se encuentra «bien».

Su compañero Alex Remiro, el domingo tras la victoria ante el Alavés, destacó la profesionalidad de un Merino que estaba jugando tras sufrir recientemente una brecha en la frente, una conmoción cerebral y fisuras en un dedo del pie y de la mano que le obligaron a infiltrarse en el último encuentro, pero el jugador navarro aprovechó su comparecencia para enviar un mensaje tranquilizador a la afición.

«Estoy bien, con pequeñas molestias y lesiones que son un incordio a veces pero que me están permitiendo ayudar al equipo y seguir jugando. Parece que estoy hecho polvo pero, dentro de lo que cabe, estoy mejor de lo que parece desde fuera cuando das el parte de los problemas que tengo», bromeó al respecto.

Merino, que no quiere perderse de ninguna forma el final de la temporada aunque no está entrenando con el resto del equipo de forma habitual, sí admitió estar preocupado con una lesión del pie que le está «dando guerra porque es el contacto con el campo, con la bota y molesta bastante», por eso pide «paciencia para darle la vuelta».

Merino explicó que lo más serio fue la conmoción cerebral en el derbi de San Mamés que le obligó a ser examinado en el hospital tras el encuentro, y añadió que solo en ese momento pensó en «parar al menos unos días, pero fue algo breve» porque enseguida decidió que «tenía que estar para ayudar al equipo».