Las partes beligerantes en Yemen, cuyo conflicto ha derivado en la peor crisis humanitaria del planeta, según la ONU, alcanzaron ayer un acuerdo para un alto el fuego integral de dos meses y que dará inicio el sábado, coincidiendo con el comienzo del mes sagrado musulmán del ramadán.

Esta tregua, una de las más extensas desde que se inició el conflicto en 2014, anunciada por el enviado especial de la ONU para el Yemen, Hans Grundberg, se logró tras unas largas conversaciones con los grupos beligerantes con la promesa de levantar el bloqueo de las principales instalaciones controladas por los rebeldes huthíes.

Las partes no solo aceptan detener sus operaciones militares en Yemen, sino que también «más allá de sus fronteras«, es decir, suspenden los ataques con misiles y drones huthíes contra Arabia Saudí y los bombardeos de ciudades yemeníes desde el país vecino.

El cese de hostilidades se anunció cuando están en marcha unas consultas intrayemeníes en Ryad, sin participación huthí, para buscar una hoja de ruta que permita poner así fin a esta guerra que ha segado miles de vidas.