GARA
JERUSALÉN

Ataques y redadas letales intensifican la matanza entre israelíes y palestinos

Israel mató ayer a un palestino e hirió a trece en Jenín, de donde era natural el autor del ataque que mató a 3 israelíes e hirió a una docena en Tel Aviv. La ola de violencia está desatada. Israel no había visto nada igual en años y no parece que vaya a tener un final próximo.

Las fuerzas israelíes mataron a tiros ayer a un palestino en el campo de refugiados de Jenín, considerado como un bastión de las distintas facciones armadas palestinas en el norte de la ocupada Cisjordania. En la misma operación, al menos 13 personas resultaron heridas en el tiroteo, entre ellas una joven de 19 años que recibió un disparo en el estómago. El palestino muerto fue identificado como Ahmad al-Saadi, miembro de Saraya al-Quds, brazo militar de la Jihad Islámica.

Esta redada se produjo un día después de que Israel confirmara de que había abatido a Raad Hazem, natural de Jenín y presunto autor del tiroteo que mató a tres israelíes e hirió a más de una docena el jueves en un popular barrio de vida nocturna de Tel Aviv.

Un hospital de Tel Aviv anunció el viernes que Barak Lufan, de 35 años, que resultó herido en el tiroteo de Tel Aviv, sucumbió a las heridas. Los otros dos israelíes que murieron en el tiroteo eran Tomer Morad, de 28 años, y Eytam Magini, de 27.

Yaakov Shabtai, comisario de la policía israelí, anunció ayer que «eliminamos al terrorista mediante intercambio de disparos». Las fuerzas especiales de policía habrían localizado y matado a Raad Hazem en la parte vieja de Jaffa, ciudad que en 1948 sufrió una limpieza étnica y hoy es hogar de una población palestina minoritaria.

La operación comenzó cuando el Ejército israelí rodeó la casa de Hazem y pidió a su padre que se entregara, a lo que se negó, según las agencias de información. Militares israelíes también atacaron la cercana aldea de Burqin, al parecer para detener al expreso palestino Nour al-Din Hamada.

«Libertad e independencia»

Hazem nació y se crió en el campo de refugiados de Jenín, considerado por los palestinos como un «baluarte de la resistencia». En esa misma ciudad, la semana pasada las fuerzas israelíes mataron a tres palestinos en otra redada. En declaraciones a Al Jazeera, su padre, Fathi Hazem, afirmó que «los jóvenes han perdido la esperanza en todo, no tienen trabajo, están desorientados y sufren ataques diarios de las fuerzas israelíes. Perdieron muchos colegas, amigos y vecinos».

Y en un tono desafiante, ante cientos de simpatizantes que se acercaron a su casa familiar como muestra de duelo, exclamó que «el pueblo palestino exige libertad e independencia», y que no cesarán en el empeño.

Ola de violencia

No tanto por parte de los palestinos, pero los israelíes no habían visto en años una ola de violencia como esta. En diferentes ataques, desde el 22 de marzo han muerto tiroteados once israelíes y docenas más han sido heridos, muchos de ellos de carácter muy grave. Salvo en el caso de Hazem, todos los atacantes palestinos fueron abatidos en el mismo lugar de los hechos, bien por la Policía o por civiles israelíes armados. Según datos del Ministerio de Salud de la Autoridad Palestina, al menos 28 palestinos han sido muertos por las fuerzas israelíes desde principios de 2022.

Marwan Bishara, analista político de Al Jazeera, considera que «los territorios ocupados, el sistema de apartheid, es un volcán activo. El sistema de apartheid y la ocupación son el motor de más y más violencia». Y se mostró pesimista sobre que se pueda parar la matanza.

Hay que recordar que Israel capturó Cisjordania en la guerra de 1967 y ha establecido docenas de asentamientos ilegales donde residen casi medio millón de colonos, a menudo en zonas totalmente militarizadas por el Ejército israelí. Los líderes palestinos ven Cisjordania como parte de un futuro Estado y consideran que los asentamientos ilegales son un obstáculo clave que impide resolver este conflicto que dura decenios.

El año pasado se produjeron protestas durante todo el Ramadán contra el desalojo ilegal de palestinos de sus hogares en el barrio de Sheikh Jarrah en Jerusalén Este. Y el Ejército israelí bombardeó durante 11 días Gaza, matando al menos a 260 palestinos, incluidos 66 niños. Del lado israelí murieron 12 personas, incluidos dos niños.

«Total libertad» para una «guerra sin límites»

El primer ministro israelí, Baftali Bennett, ha dado a sus fuerzas militares «total libertad» en las operaciones para afrontar la escalada de ataques. Según las órdenes del líder israelí, «no hay y no habrá límites en esta guerra». Y afirma que el Ejército, el Shin Bet (agencia de seguridad interior) y todas las demás fuerzas tienen carta blanca para «derrotar al terror».

Por su parte, el ministro de Defensa, Benny Gantz, informó de que sus fuerzas ya han realizado 200 detenciones y amenazó con que, «si es necesario, las haremos por miles». En las calles de Tel Aviv, en Jerusalén y en los territorios ocupados de Cisjordania la presencia de soldados y policías israelíes se ha hecho masiva. Y eso no augura nada bueno, ni nada nuevo, para el pueblo palestino.

Se traducirá en una ocupación más militarizada, en más asaltos como el de ayer en Jenín, más detenciones, más restricciones para los palestinos que tienen que pasar a diario la barrera fronteriza para ir a trabajar. Más madera a la caldera de un volcán activo. GARA