EDITORIALA

Invertir en seguridad laboral es inaplazable

Los hechos se transforman en datos tras pasar por el tamiz que la estadística dispone. De este modo se obtienen cantidades homogéneas aptas para la elaboración, aunque en el proceso también se pierde información. Y a veces la distancia entre los hechos y los datos suele ser considerable, como puso de manifiesto ayer el “Informe sobre Siniestralidad Laboral en Hego Euskal Herria en 2021”, elaborado por los sindicatos ELA, LAB, ESK, Steilas, EHNE e Hiru. Según el mismo, el año pasado 68 trabajadores murieron en accidentes laborales, mientras que según las estadísticas oficiales fueron 48, es decir, casi una tercera parte menos. Una diferencia muy abultada que, al parecer, se explica porque las estadísticas oficiales no siempre incluyen las muertes de trabajadores en accidentes de tráfico. Una justificación que debería llevar a reflexionar mucho más sobre los criterios estadísticos que se utilizan para medir los fenómenos que muestran las fallas del modelo socioeconómico hegemónico como pueden ser el desempleo, la pobreza o los accidentes laborales.

El informe refleja que crecen todos los indicadores relacionados con siniestralidad laboral, ya sean accidentes de trabajo con o sin baja, in itinere, el índice de incidencia o los partes por enfermedad laboral. Datos que ponen de relieve que la salud y la seguridad de los trabajadores cotiza muy poco en nuestra sociedad. No es una prioridad ni para las empresas, que no invierten porque no obtienen réditos, ni para la Administración, que carece de medios suficientes para hacer un seguimiento exhaustivo de las condiciones de trabajo en el tejido productivo. Es por ello que la demanda para erradicar la precariedad laboral y para que empresas y Administración inviertan en prevención es más pertinente que nunca. Precisamente, horas después de la presentación del informe, otro trabajador moría en unas obras en Iruñea. Según la contabilidad sindical son ya 18 trabajadores muertos en accidentes en lo que va de año, más de uno por semana. Ahí quedan reflejadas las víctimas, los hechos, los datos y las políticas.