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El veto al petróleo ruso choca con los plazos de varios socios de la UE

Los planes de la Comisión Europea para prohibir la compra de petróleo ruso –con un periodo transitorio hasta fin de año– chocan con las reticencias de varios Estados miembro, como Hungría, Eslovaquia y la República Checa, que piden plazos mayores de los previstos –hasta tres años– para poder adaptar su suministro, muy dependiente del crudo ruso. Bruselas quiere conseguir la necesaria unanimidad entre hoy y mañana.

El plan europeo para ampliar las sanciones contra Rusia a las importaciones del petróleo choca con las reticencias de varios socios de la UE. El plan necesita el consenso de los Estados miembro y, de momento, no lo ha conseguido.

Tras la aceptación de Alemania y Austria de una medida que va a provocar un serio perjuicio a sus economías, pese a que afirman haber reducido la dependencia del petróleo ruso en los últimos meses, el Gobierno húngaro avanzó que tal como está redactado a día de hoy, no apoyará el plan de Bruselas.

El ministro húngaro de Exteriores, Peter Szijjarto advirtió de que el plan europeo destruiría la seguridad energética de Hungría, país que recibe más del 60% de su petróleo desde Rusia

«No vemos planes en la propuesta actual para gestionar un periodo de transición ni cómo se garantizaría la seguridad energética de Hungría», insistió el portavoz del Ejecutivo de Viktor Orban, Zoltan Kovacs.

Aunque Bruselas prevé un veto «progresivo», el Ejecutivo húngaro tampoco pidió un plazo mayor que el previsto en la hoja de ruta de Ursula Von der Leyen, que establece un periodo de transición genérico hasta finales de este año.

En cambio, el Gobierno de Eslovaquia apoyó el nuevo paquete de sanciones pero pidió un periodo de transición más amplio, de hasta tres años.

Su ministro de Economía, Richard Sulik, se desmarcó de Budapest, al que el resto de socios ve demasiado cercano a Moscú y pidió que no se compare las peticiones eslovacas con las húngaras. Sulik negó que quieran una exención indefinida y apeló a la «solidaridad» europea para permitir adaptarse a la nueva situación. Dejar de depender del petróleo ruso le costará a Eslovaquia unos 160 millones de euros, según las estimaciones del Ejecutivo.

También el primer ministro de República Checa, Petr Fiala, reconoció reticencias con la aplicación de los nuevos castigos y quiere una fase de dos o incluso tres años antes para poder construir nuevos oleoductos, así como un mecanismo de reparto de los costes entre Estados de la UE. Del total de crudo que importa la República Checa, el 50% procede de Rusia, mientras que la dependencia de gas natural es del 100%.

La Comisión Europea quiere lograr un acuerdo esta misma semana. Su propuesta a los Gobiernos europeos es imponer un embargo total al petróleo ruso, con un periodo transitorio hasta final de año para contener el golpe en los mercados y preparar vías alternativas de suministro. La UE compró a Rusia petróleo por valor de 74.000 millones de euros en 2021.

Según expuso ante el pleno del Parlamento Europeo, el embargo afectará tanto al petróleo transportado por vía marítima como por oleoductos, sea crudo o refinado.

Von der Leyen detalló que la UE renunciará «progresivamente al suministro ruso de petróleo crudo a lo largo de los próximos seis años y al de productos refinados de aquí a final de año».

Su objetivo es ejercer una «presión máxima» sobre el Kremlin al tiempo que «reduce al mínimo los daños colaterales».

Además de sancionar el petróleo, Bruselas reclama ampliar la lista de bancos en su lista negra, y excluir a Sberbank –el principal banco del país y con una cuota de mercado del 37% del sector ruso–, de la lista de entidades desconectadas del sistema de telecomunicaciones bancarias Swift.

También incluye sanciones individuales a ciudadanos rusos a los que acusa de cometer crímenes de guerra o del asedio de Mariupol, así como prohibir la transmisión de tres canales estatales rusos en cualquier formato.

Presión de Kiev

Las dudas de los socios de la UE están irritando a Ucrania, cuyo ministro de Exteriores, Dimitro Kuleba, acusó a los países que se opongan a la propuesta de la Comisión –que ya considera demasiado blanda– de ser «cómplices de los crímenes cometidos por Rusia en territorio de Ucrania» y de financiar la «maquinaria de guerra» de Vladimir Putin.

«Independientemente de sus razones, están del lado de Rusia», reprochó.

Por su parte, el Kremlin advirtió de que tanto las sanciones estadounidenses como las europeas son un arma de doble filo», ante el que estudia varias opciones de respuesta.

Agregó que los países occidentales se ven obligados a pagar un alto precio por lo intentos de dañar a Rusia y que «el coste de estas sanciones para los ciudadanos europeos aumentará con cada día».

Tras la evacuación, Rusia arrecia el ataque en Azovstal

Tras la salida el martes de un centenar de civiles de la acería Azovstal en Mariupol, las fuerzas rusas arreciaron sus ataques con artillería a este complejo industrial para evitar que los ucranianos atrincherados en sus túneles puedan salir. El Kremlin negó que el objetivo sea tomar la planta por asalto sino bloquear los intentos de los ucranianos por ocupar posiciones de combate aprovechando el alto el fuego que se estableció para la evacuación. Kiev dijo haber perdido la comunicación con sus militares. Esta situación hace incierta la operación de rescate del resto de civiles, aunque Moscú anunció un alto el fuego de tres días desde hoy para establecer corredores.

El Ejército ruso anunció que sigue ampliando el control de territorios en Lugansk y Donetsk, a la vez que centra su objetivo en infraestructuras y el rearme de Ucrania. Moscú informó de un ataque contra cinco estaciones de tren y seis subestaciones eléctricas en las regiones de Leópolis, Kiev y Odesa. También lanzó misiles Kalibr desde el mar Negro contra infraestructuras militares. Además reiteró que destruirá «cualquier medio de transporte de la OTAN con armas y municiones».

El Ejército ucraniano reconoció que los combates más intensos tienen lugar en las regiones de Jarkov e Izium, al noreste del país, donde Rusia podría cercar a alrededor de 40.000 soldados ucranianos si las armas occidentales no detienen el avance ruso.GARA